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Seúl acusa al Norte de matar y quemar a uno de sus funcionarios

El hombre cruzó la frontera y los militares le dispararon y prendieron fuego al cadáver

Imagen de barcos chinos en la frontera marítima con Corea del Sur. YONHAP

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León

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Un funcionario del Ministerio de Pesca de Corea del Sur, identificado únicamente como A, se encontraba realizando una inspección a bordo de un buque de 499 toneladas cuando, antes del mediodía del lunes, desapareció dejando solo sus zapatos. Aparentemente, el barco se encontraba cerca de la frontera marítima y, ataviado con un chaleco salvavidas, A saltó por la borda con el objetivo de desertar a Corea del Norte. La primera parte del plan le salió bien, porque militares norcoreanos lo encontraron el martes flotando a la deriva tres o cuatro kilómetros al norte de la demarcación territorial. Hacia las 15:30 horas, sin rescatarlo, los marinos se pusieron máscaras de gas y lo interrogaron desde la cubierta de un buque. Seis horas después, le dispararon, lo rociaron con gasolina, y le prendieron fuego.

Ese es el relato del incidente que ha hecho Seúl. «Creemos que Corea del Norte ha tomado esta decisión en contra de los Derechos Humanos respondiendo a los protocolos decretados para evitar el contagio de la covid-19», ha explicado un oficial de la Junta de Jefes de Estado Mayor, según la agencia Yonhap. Si se confirma esta secuencia de acontecimientos, A sería el primer surcoreano muerto por disparos de soldados norcoreanos desde julio de 2008, cuando un ciudadano fue abatido al entrar en una zona restringida cercana al destino turístico de la montaña Kumgang. Dos años después, otras dos personas perecieron en el bombardeo de la isla de Yeonpyeong.

Escalada diplomática

Este episodio amenaza con escalar la tensión entre los dos países y echar por tierra los avances que se habían dado desde el acercamiento iniciado por el líder norcoreano, Kim Jong-un, en enero de 2018. «Es un incidente chocante que no se puede tolerar por ninguna razón», ha sentenciado el presidente de Corea del Sur, Moon Jae-in, que también ha pedido al Ejército que extreme las precauciones para evitar este tipo de situaciones. Yoh Sang-key, portavoz del Ministerio de la Unificación, también ha condenado «el inhumano acto de disparar a un civil desarmado y quemar su cuerpo».

Este tratamiento podría tener una explicación. Según informaciones de Estados Unidos, Pyongyang ha dado orden de disparar a matar en la frontera de China después de haber atribuido el único caso reconocido de coronavirus a un ciudadano norcoreano que hace tres años desertó al sur y que en julio decidió regresar a su país cruzando ilegalmente la frontera. Podría ser que el país haya decretado un protocolo similar en la frontera con Corea del Sur. En cualquier caso, todos estos son casos rocambolescos en los que falta mucha información. De hecho, los datos ofrecidos están filtrados por los aparatos propagandísticos de ambas Coreas, y Seúl no ha aclarado cómo ha logrado hacer un relato tan preciso de lo sucedido cuando ni siquiera ha encontrado el cuerpo del funcionario ejecutado.

Curiosamente, Yonhap señala que su muerte no constituye una violación del acuerdo intercoreano para la reducción de la tensión militar firmado en septiembre de 2018. «Aunque el incidente se ha producido en la zona de seguridad, el tratado no regula el uso de armas de fuego de pequeño tamaño, solo el de la artillería», ha comentado el oficial de la Junta de Estado Mayor. Quizá esa sea la letra pequeña a la que ambos países se agarran como si fuese un clavo ardiendo para dar carpetazo al asunto sin apretar más el gatillo.