El poder argelino inicia una nueva etapa llena de incertidumbres

Algunos observadores de la realidad argelina se preguntaban si el fallecimiento del presidente del Consejo de la Nación Argelina (Senado), Mohamed Cherif Messaadia, no se va a convertir en una metáfora sobre la muerte de un sistema político y social decrépito y antidemocrático en esencia y repudiado por la mayoría de la población, como así lo demuestran los resultados electorales. A pesar de las valoraciones triunfalistas del primer ministro y secretario general del FLN, Ali Benflis, sobre los resultados de las urnas y las alucinantes declaraciones del ministro del Interior, Nurredín Yazid Zerhouni, negando la realidad y calificando de fracaso el boicot a los comicios en la Cabilia y en el conjunto del país y de «pirómanos» a sus defensores, el hecho es que la consulta electoral ha sido «un tortazo» para el régimen, en palabras del periódico Liberté, cuyo editorialista afirma que «millones de electores han expresado su manifiesta indiferencia y su desprecio hacia este escrutinio».