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Publicado por
M.L. Guereño - MÉXICO.
León

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La sucesión de desgracias encajadas por el presidente venezolano, Hugo Chávez, parece hacer bueno el viejo refrán castellano «a perro flaco todo son pulgas». Sobrevivió a cacerolazos y marchas, protagonizó un asombroso regreso al poder tras el golpe de estado del día 11 de abril, aguanta el tipo mientras la oposición persiste en sus ataques y se habla de la posibilidad de otro levantamiento, incluso la astróloga que predijo la fallida insurrección alerta sobre un magnicidio en los próximos meses. Y por si todo esto fuera poco, la primera dama confirmó lo que era vox pópuli: su divorcio. La esposa de Chávez, con quién tiene una hija, había dicho que «nunca llevaría sobre mis hombros el papel de una esposa de conveniencia». Y ha cumplido su palabra. La primera dama, que fue elegida diputada y ha estado trabajando en diversos proyectos a favor de la niñez, reconoció que la política ha influido en su relación de pareja. «Tener una personalidad muy crítica me ha hecho traspasar la barrera de lo permitido», afirmó. «No puedo seguir sometiendo a los niños al estrés de vivir en un sitio del que hemos salido ya tres veces corriendo, casi con el palito con una bolsita atrás guindando. Eso no es vida para nadie».