Diario de León

OPINIÓN Enrique Vázquez

Alma Ata trae la calma

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El mundo entero, literalmente, está pidiendo a indios y paquistaníes que eviten una nueva guerra que se adorna estos días con pavorosas retóricas nucleares: Bush (con sus espadas Armitage y Rumsfeld), Rusia y China (sus presidentes, Vladimir Putin y Jiang Zemin, presentes en Alma Ata), la ONU (Kofi Annan lo pidió explícitamente por carta)... En Alma Ata, capital de Kazajstan, una antigua república soviética, se abre una conferencia regional de seguridad de Asia del centro-sur (Cica) que habría pasado casi inadvertida en Europa de no ser porque allí están, a pocos metros uno del otro, dos enemigos: el presidente paquistaní Pervez Musharraf y el primer ministro indio, Atal Behari Vaipayi. Fue Putin quien alertó a Bush la semana pasada en Moscú sobre la oportunidad que brindaba el encuentro y quien se ofreció como mediador benévolo en un tono rápidamente aceptado por la parte paquistaní -«estoy listo para hablar con los indios cuando quieran y a cualquier nivel», dice Musharraf-, pero no en Delhi, donde la opinión oficial es que la agenda de Valpayi no prevé encuentro bilateral alguno con la parte paquistaní. Los chinos, que tradicionalmente han estado en mejores términos con Pakistán (le proporcionaron armas en el pasado y, tal vez, tecnología de misiles mientras India dependía íntegramente de las ventas soviéticas) han optado, según su gusto habitual, por una conducta más discreta. Un portavoz oficial, además de reiterar el deseo chino de que el buen sentido común prevalezca y nadie dé pasos irremediables, dijo que Jiang Zemin, desde luego, «hablará con unos y después con otros (...)» Este mecanismo salva la reticencia india de no sentarse con Musharraf (lo mismo sucedió hace dos meses en Katmandú, Nepal, en una ocasión semejante) pero de hecho puede haber una conversación sustancial según el modelo que se conoce como de las tres habitaciones, aunque aquí deberán ser cuatro pues hay dos intermediarios, Moscú y Pekín. De algo sirve ya la cumbre: se sobreentiende que con los jefes lejos las beligerantes se abstendrán de atacar. Y lo mismo puede decirse de la anunciada visita a la zona -«en el corriente de la semana», sin día fijado- del secretario de Defensa norteamericano, Donald Rumsfeld. Y, finalmente, está la impresión ambiental, que descarta un duelo atómico por insensato e inútil. La tendencia, expresa o tácitamente, es al apaciguamiento.

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