El fantasma del antisemitismo marca la campaña alemana
La campaña electoral alemana, marcada por la falta de emociones fuertes, tiene esta vez un complemento nuevo y peligroso. Por primera vez desde el fin de última Guerra Mundial, importantes miembros del Partido Liberal (FDP) han decidido coquetear con el antisemitismo y con el populismo de la ultraderecha para poder regresar al poder. Los liberales, actualmente en la oposición, desean ganar el voto de unos cuatro millones de alemanes que han sido marginados de la política tradicional y de unos 800.000 musulmanes con derecho a voto. Pero el discurso que están utilizando fue condenado por el canciller Gerhard Schröder y su ministro de Asuntos Exteriores, Joschka Fischer, que creen que el resurgimiento del antisemitismo puede causar un daño enorme a la imagen del país en el exterior. El vicepresidente del FDP, Jürgen Mölleman, criticó la posición del Gobierno de Israel a causa de su campaña militar contra los palestinos y acusó a un conocido líder de la comunidad judía alemana de despertar el antisemitismo en el país a causa de su comportamiento. La posición de Mölleman fue calificada por Paul Spiegel, presidente del Consejo Judío de Alemania, como el «peor insulto» cometido por un partido político en la historia del país desde el Holocausto.