OPINIÓN A. Papell
Una propuesta y muchas dudas
Según se conoció ayer, los primeros ministros británico y español, Blair y Aznar, han remitido una carta al secretario general de la Otan, George Robertson, y a los jefes de Estado y de Gobierno de los otros 17 países de la Alianza, en la que proponen que en la próxima cumbre de la organización, que se celebrará en octubre en Praga, se apruebe una declaración que permita que «los medios de la Alianza y las fuerzas de sus miembros puedan usarse flexiblemente donde quiera que sea necesarios» para que la organización pueda hacer frente de manera eficaz a las «nuevas amenazas» que suponen el terrorismo y las armas de destrucción masiva. La misiva es en buena medida enigmática, y habrá que aclarar si esta puesta a disposición de los efectivos de la Alianza a las políticas antiterroristas supone una alineación junto a Washington, que postula la agresión sin previo aviso a los países que forman el llamado eje del mal y que exportan el terrorismo, o si, por el contrario, es más bien un movimiento en dirección contraria y en línea con los postulados europeos, que tanto disuenan de los norteamericanos.