La policía avisa que el Ulster está al borde de una «pesadilla»
La policía norirlandesa utilizó ayer un lenguaje duro para advertir sobre las consecuencias del brote de violencia que vive la región estos días, con enfrentamientos entre católicos y protestantes que culminaron el domingo con disparos contra tres civiles que resultaron heridos. La policía no hablaba de «abismo» y «pesadilla» desde los enfrentamientos por las marchas orangistas de hace unos años. El director de la policía en funciones, Colin Cramphorn, dijo: «Estamos al borde de una nueva pesadilla. Nos encontramos sólo en los inicios de la temporada de verano (caracterizada por las marchas orangistas) y ya hemos experimentado graves enfrentamientos y desórdenes públicos». Agregó que «sólo es cuestión de tiempo para que alguien sea asesinado». Y pidió que «se evite el abismo». En los últimos días, diez policías resultaron heridos y varias viviendas fueron incendiadas. Algunas familias han sido obligadas a abandonar sus hogares y expulsadas de zonas protestantes.