Musharraf ofrece diálogo «sin condiciones» mientras Vajpayee exige resultados en la lucha contra el terrorismo
La presión internacional encauza a India y Pakistán hacia la negociación
El primer ministro indio, Atal Behari Vajpayee, sigue resistiéndose a hablar directamente con el presidente paquistaní, Pervez Musharr
El presidente ruso, Vladímir Putin, llegó ayer a la antigua capital de Kazajstán con un objetivo muy claro: lograr que los líderes de los dos países enfrentados se reúnan y dialoguen, aunque sea con la presencia de mediadores. Ese es también el deseo del resto de los dirigentes de los países representados en la cumbre, en total 16 estados de Asia, Oriente Medio y la antigua URSS. Y es que no hay ningún otro punto en el orden del día de la conferencia que tenga tanta relevancia como lograr que se aleje el peligro de guerra entre Pakistán e India, una conflagración en la que podría usarse el arma nuclear. Putin es consciente de que Alma Ata acaparará mañana las atenciones de todo el mundo y el éxito o el fracaso de sus intentos mediadores influirán en su imagen personal, tanto dentro como fuera de Rusia. Por eso, es de prever que el primer mandatario ruso ponga toda la carne en el asador para que la conferencia de Alma Ata suponga el principio del fin de la confrontación entre Islamabad y Nueva Delhi. Con quien Putin tendrá que emplearse más a fondo es con el primer ministro indio, quien no quiere ni oír hablar de una reunión con Musharraf. Vajpayee exige antes de cualquier diálogo con Islamabad que cesen los ataques y atentados de activistas islámicos infiltrados desde el lado paquistaní en la Cachemira india. Así lo reiteró ayer el primer ministro indio tras mantener un encuentro con el presidente de Kazajstán, Nursultán Nazarbáyev. De todas formas, se está suavizando considerablemente el tono de las declaraciones hechas desde uno y otro lado. Nada más llegar hoy a la antigua capital de Kazajstán, Musharraf manifestó estar dispuesto a mantener un diálogo «sin condiciones» con el primer ministro indio. Por su parte, el viceministro de Exteriores indio, Omar Abdullah, quien acompaña a Vajpayee en la actual gira, dijo que a poco que mejore la situación en Cachemira y cesen los ataques y las infiltraciones de rebeldes será posible ese encuentro con dirigentes paquistaníes. El jefe del Gobierno indio ha reiterado además que su país no será el primero en utilizar el arma nuclear. Rusia, país que mantiene con India un intenso comercio de armas, considera que Nueva Delhi tiene razón cuando exige a Musharraf medidas decisivas contra el terrorismo. Al mismo tiempo, Putin exigirá seguramente a Vajpayee que haga de tripas corazón y acceda a dialogar con el líder paquistaní. China, país que estará representado en la cumbre por su presidente, Jiang Zemin, también jugará un importante papel pacificador pidiendo a Pakistán, su aliado principal en Asia central, que deje de irritar a India y luche realmente contra el terrorismo. En este apartado, Pekín se siente más cerca de Nueva Delhi que de Islamabad por que sufre también la zarpa del separatismo de corte integrista en su provincia de Xinjiang, habitada mayoritariamente por musulmanes de etnia uigur. Estados Unidos no está en la cumbre, pero el secretario estadounidense de Defensa, Donald Rumsfeld, partirá hoy mismo con destino a Europa, en una gira que incluirá además visitas a países del Golfo Pérsico y también la India y Pakistán.