España y la voz de Europa

La reunión de ministros de Defensa de la Otan que se celebra hoy en Bruselas tiene, parece, mucha mayor importancia que otras celebradas anteriormente. Porque el escenario ya no es, definitivamente, el mismo. Gran Bretaña y también España, secundados por otros países europeos con distintos grados de entusiasmo, plantean un nuevo papel para lo que fue la Alianza Atlántica, que desde hace más de diez años ha perdido su papel fundacional. La entrada de Rusia en la Alianza ilustra esa nueva dimensión y el replanteamiento de para qué sirve esa Otan, donde el enfrentamiento Este-Oeste ha sido sustituido por otros escenarios, entre ellos aquel conflicto de civilizaciones del que hablaba Huntington. Es lo que va a ocurrir hoy en Bruselas: que van a tratar de definirse los papeles de cada uno. Algunos países europeos, entre ellos España -aunque no se diga, claro, de manera tan explícita-, creen que podría haber llegado el momento en el que el peso preponderante de los Estados Unidos disminuya. Si la Otan se tiene que convertir en una alianza contra el terrorismo, han de ser todos los socios quienes definan qué se entiende por terrorismo y qué países lo amparan o practican. No puede la antigua Alianza Atlántica convertirse en la mano ejecutora de la política del presidente norteamericano de turno, máxime si este presidente, Bush en este caso, define unilateralmente quién entra dentro de un eje del mal, y por tanto resulta bombardeable sin más, y quién no. En el fondo, tras la importante reunión de hoy late la aprensión de los europeos hacia las estrategias de Bush. Nadie podrá decir que los europeos no se han comportado, desde el 11 de septiembre -y antes, claro-, como unos fieles aliados de los Estados Unidos. Pero ya es hora, porque empieza a ser urgente, de que la Unión Europea tenga una voz política que se escuche un poco más.