Bush pide a las cien entidades federales con labores de protección en EE. UU que trabajen por el país
La lucha por competencias marcará el Departamento de Seguridad
El nacimiento del nuevo Departamento de Seguridad norteamericano, anunciado el jueves por George W. Bush en un discurso televisado a toda la na
«Sabemos que miles de asesinos están siendo entrenados para atacarnos y eso nos obliga a actuar de forma diferente. [...] La mejor manera de defender a América es atacar al enemigo y sus planes. [...] Tenemos que organizar nuestro Gobierno para ser más efectivos al enfrentarnos a las amenazas del siglo XXI». Con estas palabras anunció Bush el jueves la mayor reorganización gubernamental desde los años 40, cuando Truman creó la CIA y el Consejo Nacional de Seguridad. Por primera vez reconoció públicamente que las agencias de inteligencia habían cometido errores respectó a los atentados de septiembre y exhortó a los agentes y a sus superiores a perseguir todo indicio de amenaza. El nuevo Departamento seguirá de cerca las labores del FBI y la CIA, sin embargo no tendrá ningún poder sobre ellas y según algunos expertos, citados por el New York Times, la supervisión de sus labores no cambiará nada «porque lo que no atendieron respecto al 11-S fueron informes brutos, sin elaborar, y el Departamento sólo revisará los informes importantes». El nuevo ministerio, que Bush quiere tener en marcha el 1 de enero del 2003, contará con 37.500 millones de dólares. Bajo su dirección quedarán los 170.000 empleados que hoy forman parte de agencias federales como el Servicio de Inmigración, los Servicios Secretos o la Guardia Costera. La disputa entre los casi 100 comités y subcomités del Congreso que supervisan alguna de esas labores promete ser dura, aunque el punto de partida de los congresistas es positivo puesto que fueron ellos quienes solicitaron la creación del ministerio hace más de seis meses. No obstante, el anuncio pilló desprevenida a gran parte de la cámara, a quién nadie había informado de su creación. Tom Ridge, actual director de la Oficina de Seguridad Nacional, no será el jefe del Departamento y permanecerá en su cargo como consejero confidencial del presidente, según se supo ayer.