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De los 58 escaños ya elegidos en la criba inicial 56 son para el centro-derecha

Los socialistas tan sólo aspiran a limitar el poder de Chirac

Con la resaca de su derrota el domingo, los socialistas llamaron ayer a la movilización del «partido de los abstencionistas», el primero de Francia con una cota hist

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Fernado Itirribarría - PARÍS.
León

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En la primera vuelta electoral ya han resultado elegidos 58 de los 577 diputados con que cuenta la Asamblea Nacional. De ellos sólo dos son socialistas: el presidente saliente de su grupo parlamentario, Jean Marc Ayrault, y un candidato de la isla de la Reunión (Océano Indico). Los 56 restantes proceden de las filas conservadoras y 46 pertenecen a la Unión por la Mayoría Presidencial (UMP), creada tras la reelección del jefe del Estado el pasado 5 de mayo. En el hemiciclo tienen ya escaño asegurado siete ministros del Gobierno de Raffarin, en funciones desde hace poco más de un mes, con el titular de Interior, Nicolas Sarkozy a la cabeza. Con sus modales de notable provincial a la escucha de «la Francia de abajo», el jefe del Gobierno mantiene al alza su cota de popularidad desde su nombramiento gracias a su apuesta decidida por la acción para bajar los impuestos y restablecer la seguridad ciudadana, las principales promesas de Chirac. Ha acogido la victoria electoral con modestia, una virtud que no cesa de reivindicar, y sin triunfalismos pues «hay que continuar en contacto con los franceses a fin de que la acción gubernamental corresponda a sus aspiraciones». Los socialistas, a la oposición Por su parte, los socialistas se disponen a regresar a la oposición con el único objetivo de limitar en lo posible la pronosticada mayoría aplastante de los conservadores. «Están en juego el equilibrio de nuestra democracia, el peligro real para las conquistas sociales y el riesgo de concentración del poder al servicio de un partido que se pretende único», enfatizó ayer su primer secretario, François Hollande. Su único resorte consiste en removilizar el electorado abstencionista pues «hay un centenar de circunscripciones que se decidirán por uno o dos puntos». Las reservas de votos en sus aliados de izquierda son casi nulas pues el voto útil ha funcionado a tope a su favor hasta el punto de que los comunistas, que han perdido la mitad de su capital electoral, se juegan la supervivencia con la esperanza de un milagro para reunir 20 escaños a fin de formar grupo propio. La caída del Frente Nacional, que perdió dos millones de votos, impide a Le Pen ejercer su ambicionado papel de árbitro. Sólo 37 candidatos ultras han pasado a la segunda vuelta con escasas probabilidades de conseguir escaño. Han retrocedido hasta en sus feudos de la Costa Azul, Rosellón, Alsacia, Norte-Paso de Calais y Ródano-Alpes. La incógnita reside en el comportamiento de la derecha moderada en los ocho duelos entre aspirantes lepenistas y de izquierda. Estos últimos necesitan que los conservadores voten por ellos para cortar el paso a la extrema derecha. Es la devolución del favor de la presidencial. Piqué habla de «buena noticia» El ministro español de Exteriores y presidente de turno del Consejo de Ministros de la UE, Josep Piqué, consideró ayer muy positivo el descenso de las «posiciones extremas» en las elecciones parlamentarias francesas. El hecho de que los partidos que defienden posiciones más extremas, «en especial la extrema derecha» hayan bajado «creo que es una buena noticia para todos», declaró Piqué a su llegada a la sede del Consejo de Ministros de la UE en Luxemburgo. Los partidos de la derecha agrupados en torno al presidente francés, Jacques Chirac, han alcanzado la victoria en la primera vuelta de las elecciones legislativas celebrada ayer domingo en Francia, en la que han obtenido el 43,55 por ciento de los votos, según los últimos datos.