La paz de la Loya Jirga

Loya Jirga significa Gran Asamblea tribal. Es el parlamento de Afganistán. Se esperaban tormentosas sesiones, peleas de Taifas por razones étnicas o religiosas, choques entre ambiciosos señores de la guerra y todo ha ido, tras la elección de Karzai como presidente de la autoridad provisional, casi como la seda. No es Westminster pero para empezar no está mal. ¿Y si los afganos hubieran descubierto la democracia? Karzai, pastún de 44 años, elegido como uno de los hombres más elegantes del mundo y «humilde servidor de Dios», ha dado muestras de su hambre de balón. Le ha cogido gusto al poder, porque antes de que los asambleístas, unos 1.500 llegados de toda la nación, votaran, se hizo con el cargo. Dicen que fue un error. La democracia necesita entrenamiento. Karzai es el hombre de los Estados Unidos. Esto parece un milagro. Todos los jefes afganos reunidos bajo una misma tienda. Hace seis meses los talibanes, los inquisidores, gobernaban la nación. Hoy, mal que bien, se reúne la Loya Jirga. Dejan los Kalasnikov a la puerta y se ponen a hablar. La calma de la Asamblea puede trocarse en tensiones a la hora de componer el gobierno. Todos quieren su cuota de poder. Creo que el hecho más significativo de la primera reunión de la Asamblea tribal después de 23 años es el número de votos 171, que ha obtenido una mujer, la médico de 35 años Masuda Jalal. Es fácil de adivinar lo que habrá pensado de tamaño sacrilegio el mulá Omar en su escondite. Y no digamos Osama Bin Laden, esté donde esté. Hamid Karzai, apoya al rey Zahir Sah, de 87 años y viceversa. Algunos partidarios del ex monarca insistieron para que éste fuera elegido Jefe del Estado, pero ha preferido, con elegancia, quedarse en Padre de la nación y dejar paso a Karzai. Va a necesitar de la inspiración divina y humana para mandar sobre un país, uno de los más pobres del mundo, devastado por la guerra, la ruina, la sequía, el pillaje, los belicosos señores de la guerra y la enfermedad. Y los refugiados que vuelven a su patria con lo puesto.