Diario de León

El partido del presidente neogaullista logra por sí solo la mayoría absoluta en las elecciones celebradas ayer

Francia otorga plenos poderes a Chirac para los próximos cinco años

Los franceses otorgaron este domingo en las urnas los plenos poderes al presidente neogaullista Jacques Chirac para gobernar los próxi

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Colpisa - PARÍS.

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La segunda vuelta electoral confirmó la derrota de la izquierda perfilada hace siete días por la criba preliminar al quedar relegada a 175 escaños. Los socialistas y sus aliados sumaron 153 diputados mientras los comunistas recibieron un balón de oxígeno al salvar su grupo parlamentario con una veintena justa de actas. Los Verdes se conforman con un par de sillones en tanto el ultraderechista Frente Nacional continúa fuera de la Cámara Baja. Como De Gaulle Chirac controla de manera hegemónica casi todos los resortes del poder democrático: Asamblea Nacional, Senado, la mayoría de las regiones, los grandes núcleos urbanos, salvo París y Lyón, y la inmensa mayoría de los municipios. Su omnipotencia sólo es comparable a la detentada en 1968 por el general De Gaulle. La diferencia, y la gran paradoja, es que se trata del inquilino del Elíseo con resultado más bajo registrado en las presidenciales (20%) por un futuro vencedor. El masivo respaldo parlamentario será su baza principal para afrontar reformas tan necesarias como conflictivas en el sistema de pensiones, la fiscalidad o la seguridad ciudadana. De lo contrario quedará expuesto a sufrir la impacable ley de la alternancia política, este domingo de nuevo revalidada. Desde la llegada de la izquierda al poder en 1981, Francia acaba de experimentar su sexto cambio consecutivo de mayoría gobernante. La izquierda pierde cada cinco años. La derecha, cada dos. La secuencia 81-86-88-93-95-97-02 ilustra un fenómeno conocido como ''la maldición de Matignon'', sede de la presidencia del Gobierno. La otra regla ratificada de nuevo es la creciente desconfianza hacia el sistema. La abstención volvió a batir un hito histórico con el 38,5%, diez puntos más que en la segunda vuelta de la precedente consulta de 1997. No sólo se trata del agotamiento cívico por la cuarta cita con las urnas en dos meses. Es un alejamiento progresivo de la vida política por desinterés o rechazo. La desmovilización perjudicó a la izquierda que había apelado a sus simpatizantes a poner diques a la pronosticada marea azul. Aún así los socialistas lograron salvar los muebles de la agrietada casa común pese a que en sus ruinas perdieron un centenar de diputados. Las derrotas más significativas son las de Martine Aubry, artífice de las 35 horas, Raymond Forni, presidente de la Cámara, y Jean Pierre Chevènement, ex-ministro del Interior El desplome ultra tuvo un efecto amplificador del triunfo conservador. El partido de Le Pen, en claro retroceso, ha dejado de ser una máquina de perder para la derecha moderada, como ocurrió hace cinco años. Al contrario, sus electores, huérfanos de candidatos, traspasaron sus votos a las huestes de Chirac que han prometido mano dura contra la delincuencia. Por el efecto del sistema mayoritario a dos vueltas, único en Europa, Francia restaura la bipolaridad entre derecha e izquierda en condiciones de casi monopolio. UMP y socialistas, con el 55% de los votos acumulados, acaparan el 92% de los escaños.

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