El cambio de juramento a la bandera provoca líos en EE. UU.
Estados Unidos amaneció ayer convulsionado por una decisión judicial que arrancaría la palabra Dios del Juramento de Lealtad a la bandera que cada mañana se recita en las escuelas públicas de todo el país. Despojados de la divinidad por un osado juez de un tribunal de California, que simplemente ha decidido aplicar la separación entre Estado e Iglesia que ordena la Constitución, los norteamericanos se pusieron ayer en pie de guerra, dirigidos por su patriótico y devoto presidente, George W. Bush. «La decisión es ridícula y haré todo lo posible por revocarla» afirmó ayer el líder estadounidense al conocer el fallo del tribunal de apelaciones. La decisión judicial le da la razón a un padre ateo que se quejó de que su hija tuviera que recitar cada mañana una frase que incluye declararle sus respetos a un Dios en el que él no cree y que según la propia carta Magna, no debería mezclarse con el Estado. «Yo prometo lealtad a la bandera de Estados Unidos de América, y a la República que representa; una nación bajo Dios, indivisible, con libertad y justicia para todos». Esta patriótica frase, centro de la polémica, podría verse despojada de la influencia divina en nueve estados norteamericanos. Pero dada la reacción generalizada del país ante la decisión judicial, difícilmente se llevará a cabo. Se espera que la decisión final la tome el Tribunal Supremo el año próximo, aunque en ese caso el osado padre californiano que ha decidido desafiar el Juramento de Lealtad tiene pocas probabilidades de ganar: el Tribunal abre sus sesiones cada mañana con las palabras «Dios salve a Estados Unidos y a esta Corte honorable». En una muestra simbólica de rebelión casi general contra los dictámenes del juez Alfred T. Goodwin, del circuito de apelaciones numero 9, ayer se sucedieron todo tipo de muestras de apoyo al Juramento a lo largo del país. La más espectacular se produjo en el Congreso. Allí cada mañana se abren las sesiones con las palabras que inventó hace más de un siglo el responsable de educación Francis Bellamy y que originalmente no contenían la palabra Dios -se añadió en tiempos de Eisenhower-. Normalmente apenas entran congresistas a recitarlo. Ayer en cambio, no faltó prácticamente nadie en el Congreso y el Senado donde además de cantar el Juramento al unísono algunos congresistas entonaron el «Dios bendiga a América». El atrevido juez que pronunció el fallo fue descrito en tono despectivo como "un abogado ateo" por el senador Robert Byrd.