El islamismo ha asesinado a 700 argelinos en lo que va de año
Con más de 700 muertos en lo que va de año y una serie de atentados de gran envergadura como el ocurrido el viernes en Larbaa, el terrorismo islámico sigue desafiando la estrategia de paz y concordia nacionales que mantiene a todo trance el presidente argelino, Abdelaziz Buteflika. La capital argelina tiene hoy en día un rostro más crispado y diferente al que podía observarse hasta mayo pasado. Sus habitantes saben que en ella se esconde un comando terrorista de, por lo menos, catorce personas, dirigido por Kaled Fermache «El desdentado», y se teme que este verano vuelva a correr la sangre. En la céntrica calle de Diduche Murad, como en la parada de los autobuses que conducen a las Universidades de Ben-Aknum y Bab Azuar, y en la poblada plaza de los Mártires, por no citar más que esos lugares, la gente se muestra vigilante por si hubiera algún bulto sospechoso abandonado. En todo el país no existirían más de 700 terroristas, según el ministro del Interior. Pero en Argel la gente se interroga sobre cuántos terroristas pueden emerger de esa cantera a la que se refirió en días pasados Lamari al hablar de los medios integristas.