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Asociaciones denuncian el brutal trato policial

Publicado por
León

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Según Amnistía Internacional (AI) y Human Rights Watch (HRW), en EE. UU son constantes los casos de personas que sufren lesiones e incluso mueren por el tratamiento brutal por parte de la policía. La mayoría de los casos se producen durante detenciones, registros, controles de tráfico o incidentes callejeros. Estas asociaciones consideran que es muy difícil obtener datos sobre el abuso policial. Todos los años hay millares de informes de agresión y malos tratos. Sin embargo, según Amnistía Internacional, es difícil determinar su verdadera extensión, ya que no existen datos fiables a escala nacional. Desde 1994, el Congreso ha requerido en varias ocasiones al Departamento de Justicia para que recopilara estadísticas por todo el país, pero no dio fondos para realizarlas. Hasta hoy no se ha publicado un informe. Pocos agentes procesados Habitualmente, los agentes violentos pueden ser objeto de reiteradas denuncias, pero suelen estar protegidos por el silencio de sus compañeros y las deficiencias en los procesos penales y las investigaciones internas. Sus historiales sólo salen a la luz cuando cometen un abuso tan flagrante que no puede ser ignorado. O cuando algún intruso lo graba en vídeo. En estos casos, los procesamientos penales son infrecuentes. Según Human Rigth Watch; en 1996 del total de 11.721 denuncias recibidas por el Departamento de Justicia, sólo se presentaron ante un jurado de instrucción 37 casos. El resultado total de las condenas sólo se quedó en 29. La carencia de un código La mayoría de los departamentos de policía tienen directrices estrictas sobre el uso de la fuerza, que dicen que sólo se debe emplear como último recurso, proporcionadamente a la amenaza y de manera que cause el menor daño posible. Es evidente que estas normas se infringen y que las autoridades cierran los ojos. Los jefes policiales prefieren alegar que los casos han sido cometidos por un agente que actúa por su cuenta. Además, ambas asociaciones declaran que no existe un código de conducta aplicable a estos casos. La gran mayoría de las víctimas de abusos cometidos por las fuerzas del orden público en Estados Unidos son de raza negra, latinos o miembros de otras minorías, en contraposición, las personas de raza blanca son las menos perjudicadas.