La marcha opositora pide la dimisión de Chávez del gobierno venezolano

Los ánimos se caldearon cuando los manifestantes se enteraron de que simpatizantes del gobierno se concentraron en las afueras del palacio, a pesar de que las autoridades dijeron que no permitirían que ningún grupo se reuniera en la zona. En medio del forcejeo, el dirigente social cristiano Jorge Sucre llamó a la calma y dijo que la manifestación cubrió un circuito de dos kilómetros y que pudo reunir más de un millón de personas. Las autoridades venezolanas colocaron varias barreras de policías y militares con equipos antimotines para evitar que la marcha continuara hasta la sede presidencial, ya que tenían órdenes de no dejar pasar a los manifestantes. «El nuestro es un movimiento no violento. El mensaje es que la clave de nuestra fortaleza es la paz. El gobierno prometió que no habría privilegios para acercarse a Miraflores, pero resulta que permitió que los simpatizantes del gobierno se concentraran. Todos tienen razón de estar molestos», dijo el activista civil Elías Santana, uno de los organizadores. Por su parte, el ex gobernador del estado Mérida, William Dávila, aseveró que «el pueblo ya se levantó para defender la democracia contra el proyecto fascista de Chávez y no podrán detenerlo». La manifestación pasó por varias instalaciones públicas y frente al Ministerio del Interior los gritos subieron de tono, exigiendo la renuncia también del titular de esa cartera, Diosdado Cabello. La oposición revivió el grito de «Chávez vete ya», que fue la consigna que esgrimió en la marcha del 11 de abril, que terminó en una matanza cuando intentó llegar a la sede del gobierno. En abril un grupo de supuestos partidarios del gobierno disparó contra la manifestación que intentó llegar a Miraflores. Esta vez los organizadores aceptaron llegar a varias cuadras del palacio presidencial para evitar choques con los partidarios del gobierno, aunque el bloqueo policial fue una barrera efectiva.