¿Vuelve la negociación?

Ayer se reunieron en El Cairo once ministros árabes de Asuntos Exteriores para formular una posición conjunta ante la crucial semana que se abre frente al conflicto de Oriente Medio: el lunes en Nueva York reaparece el cuarteto de Madrid y el martes se añadirá a sus sesiones el trío de ministros saudí, jordano y egipcio... En realidad se trata del mayor esfuerzo para encauzar la crisis en mucho tiempo y resulta de extremada importancia porque tras el discurso de George Bush el 24 de junio (tan bien recibido en Israel) y las iniciativas israelíes (reocupación de casi toda Cisjordania) se acusó un profundo divorcio, cortésmente explicitado, entre los criterios de Washington y los de la Unión Europea o la misma Rusia. Dado por perdedor en los entresijos washingtonianos al respecto, Colin Powell, Secretario de Estado, envió a su segundo William Burns a explicar a los europeos (en Londres hace seis días) y a los árabes que el así llamado plan Bush, bien leído, contiene los elementos necesarios para un arreglo justo e implica, en realidad, los elementos clave de la exiniciativa saudí, convertida en la posición conjunta de la Liga Arabe desde la «cumbre» de Beirut el 28 de marzo. Es posible que sea así y todo indica que se le quiere dar una oportunidad. Lo que va a suceder el lunes y martes en Nueva York es, de hecho, una magna conferencia internacional al respecto (cancelada en la práctica por el discurso de Bush). El cuarteto, presentado en sociedad en Madrid en abril, es convocado al más alto nivel: Kofi Annan (ONU), Powell (Estados Unidos) Solana (UE) e Ivanov (Federación Rusa). Si se le une el trío árabe mencionado y teniendo en cuenta que los saudíes se encargan tradicionalmente de representar los intereses sirios, se está ante la mayor concentración de esfuerzos y medios internacionales nunca puesta al servicio de la pacificación desde la Conferencia de Madrid (1992) que estableció el intangible principio de «paz por territorios». Otra cosa es qué sirva o no para algo. Pero si se retiene que todas las partes (menos Israel) se remiten, de un modo u otro, a las resoluciones de la ONU como el pilar de una solución (Bush las mencionó como bases de la negociación) se puede concluir que estamos en vísperas de, al menos, un empeño concertado de grandes proporciones.