Las fuerzas de seguridad británicas cifran en 4.000 los miembros que Al Qaida tiene asentados en Reino Unido
Alrededor de 400 civiles han muerto en la guerra contra los talibanes
La campaña estadounidense para derrocar al régimen talibán y desmantelar la red Al Qaida en Afganistán dejó un saldo de cientos de civil
La noticia también alude al reciente y controvertido ataque norteamericano sobre un poblado de la provincia de Oruzgan, en el cual murieron al menos 54 civiles que asistían a una boda. No obstante, los comandantes estadounidenses negaron que pequen de exceso de confianza en su potencial aéreo. «Evaluamos cuidadosamente la posibilidad de herir a civiles o dañar enclaves civiles, e identificamos los blancos antes de atacar», señaló el coronel Ray Shepherd, portavoz del Comando Central estadounidense en Tampa (Florida). Las autoridades afganas, por su parte, ya han comenzado a exigir mayor participación en la elección de los objetivos para evitar lo que se denomina de forma eufemística como «daños colaterales», según el diario. «Nos tienen que dar un papel mayor en esa tarea para ayudar a que no mueran inocentes por error», señaló Abdulá Abdulá, ministro de Asuntos Exteriores afgano, en una entrevista publicada por el mismo medio. Asentados en Reino Unido La posibilidad de un ataque terrorista sobre el Reino Unido se ha materializado en números. Las fuerzas de seguridad británicas han revelado que en el país viven entre 3.000 y 4.000 extremistas islámicos que entrenaron en campos talibanes y del grupo terrorista Al Qaida en Afganistán. La cifra, equivalente a cinco cuerpos de infantería del Ejército, es la última valoración de la amenaza potencial de un atentado terrorista sobre el Reino Unido por parte de los supervivientes de la Red que dirige el disidente Osama Bin Laden. «Si esta estimación es correcta, estamos ante algo preocupante», señaló una fuente del Ministerio de Asuntos Exteriores británico al diario The Sunday Times. Los datos han sido recabados por agentes de seguridad británicos tras analizar los documentos recuperados en sus operaciones en Afganistán y por medio de interrogatorios a los detenidos después de los enfrentamientos. Todos los sospechosos se sometieron a entrenamientos militares en los campos afganos -incluyendo trabajo físico y manejo de armas-, así como a ejercicios religiosos y espirituales. Un número más pequeño tomó lecciones sobre cómo llevar a cabo la vigilancia de un objetivo terrorista.