Dimite como parlamentario el dirigente laborista israelí Shlomo Ben Ami
Shlomo ben Ami, antiguo ministro israelí de Asuntos Exteriores, presentó ayer su dimisión como diputado de la Kneset (parlamento) para mostrar su descontento con la marcha de la política en este país. Concretamente, Ben Ami está disgustado con el comportamiento de su partido, el laborista, y más precisamente con la decisión de sus líderes, Binyamin ben Eliezer y Simón Peres, de formar parte de un Gobierno de coalición que preside Ariel Sharon y que Ben Ami considera nefasto. El ex embajador en Madrid se ha pasado meses criticando a los líderes laboristas aunque hasta ahora había preferido mantenerse en una segunda fila y no entrar en confrontación directa con Ben Eliezer y Peres. Ben Ami es el único político de su país que públicamente ha pedido una intervención directa de la comunidad internacional para resolver el conflicto con los palestinos. Como ministro de Exteriores, bajo la presidencia de Ehud Barak, Ben Ami condujo unas difíciles negociaciones con los palestinos en Taba (Egipto) en el invierno del 2000-2001 que estuvieron muy cerca de dar resultado. Sin embargo, la dimisión de Barak hizo que Israel interrumpiera las negociaciones en enero del 2001, justo antes de las elecciones que ganó Sharon. Ben Ami ha sostenido siempre que el acuerdo es posible si hay buena voluntad, algo de lo que carecen los políticos del Likud y, a la vista de lo ocurrido, también los políticos laboristas. El ex ministro israelí, de 59 años, declinó hacer declaraciones, pero en el comunicado que siguió a su dimisión califica al partido laborista de estar «atrofiado» y «al servicio del primer ministro», y al Gobierno de «carecer de dirección». No está claro si su dimisión como diputado significa el final de su carrera política. Ben Ami también está a la espera de las decisiones que adopte la comisión Or, que está investigando la muerte de 13 palestinos israelíes que murieron cuando comenzó la intifada. Ben Ami era entonces ministro del Interior. Contra el juicio a Sharon Israel está dispuesta a utilizar todos los medios a su alcance, incluidos los políticos, para evitar que los tribunales belgas juzguen a Ariel Sharon por crímenes de guerra. El pasado mes de junio los jueces de ese país europeo desestimaron un pleito contra el primer ministro israelí que plantearon algunos supervivientes de las matanzas de Sabra y Shatila, ocurridas en 1982 en Beirut, cuando Sharon era ministro de Defensa. Los jueces no llegaron a entrar en materia ya que consideraron que no se podía juzgar a Ariel Sharon puesto que el primer ministro no se encontraba en territorio belga. Pero ahora una nueva proposición de ley que ha aprobado el Parlamento prevé que se pueda juzgar a los autores de crímenes de guerra incluso en el que caso de que éstos no residan en Bélgica.