El general Mora Rangel se mostró muy crítico con el fallido intento negociador de Pastrana con las FARC
Uribe releva a la cúpula castrense y pone al frente a un oficial «duro»
Desde su toma de posesión como presidente de Colombia, Álvaro Uribe ha desdoblado su atención en los cambios de altos cargos en la cúpula cas
El presidente colombiano, Álvaro Uribe, saluda a unos militares en la localidad de Valledupar
El jefe del Estado que el miércoles asumió en medio de los atentados que causaron 21 muertos y 70 heridos, nombró al general Carlos Ospina como jefe del Ejército, y ratificó al general Héctor Velasco y al almirante Mauricio Solo como comandantes de la Fuerza Aérea y de la Armada Nacional (marina de guerra). Se esperan otros cambios en el alto mando castrense y policial, ya que son nombramientos de vital importancia en el plan de Uribe para luchar contra los grupos violentos. Uribe pretende aumentar el ejército hasta los 240.000 efectivos, contratando soldados profesionales y llamando a los reservistas, aunque Fuerzas Armadas y la Policía Nacional fueron fortalecidas durante la jefatura de Pastrana alcanzando los 140.000 efectivos y los 100.000, respectivamente. Sin embargo, los grupos armados también reclutaron más efectivos. Las FARC pasaron de 10.000 a 17.000, el Ejército de Liberación Nacional (ELN) bajó de 8.000 a 5.000, que según varios analistas se habrían incorporado a las FARC, otros grupos como el Ejército Revolucionario de Pueblo (ERP) cuentan con 2.000 hombres. Los paramilitares, por su parte, reunidos en las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) casi duplicaron sus filas hasta llegar a los 9.000 miembros. Uribe, abogado de 50 años, ha reiterado su promesa de campaña de aplicar mano dura, sin negar el diálogo, para acabar con los insurrectos y con los narcotraficantes. Para ello aumentará los recursos destinados a Defensa y entre la oposición crece el temor de que se desate una guerra que necesitará efectivo que dejará de emplearse en gastos sociales. No será tarea fácil frenar la lucha que mantienen, entre ellos y contra el ejército, guerrillas, paramilitares y narcotraficantes. Desde el miércoles pasado, el día de la toma de posesión Uribe, los choques violentos entre guerrilleros y paramilitares han dejado más de cien muertos. Los últimos 20 murieron el viernes al ser abatidos por tropas regulares en Segovia, 560 kilómetros al norte de Bogotá.