El presidente de Zimbabue no da el perdón a los granjeros blancos
En el que fuera el granero de Africa, Zimbabue, se abre paso no sólo una amenazante y creciente hambruna sino también el fin de una era: tras dos años y medio de acciones violentas y arbitrarias ha llegado el adiós definitivo para los granjeros blancos. El presidente Robert Mugabe dejó ayer bien claro que los blancos no tienen ya nada que hacer en sus propiedades confiscadas. «El ultimátum se cumple», arengó exaltado el mandatario, en referencia al plazo que expiró en la noche del jueves para los 2.900 granjeros blancos afectados. No amenazó con expulsiones masivas a la fuerza e incluso prometió que los granjeros blancos «leales» tendrán un pedacito de tierra en su anterior propiedad. Pero los que se han visto afectados por esta política desconfían: «Si tan sólo pudiésemos extraer algo de las palabras del presidente, entonces sus palabras deberían llevarnos a que 1.204 granjas no deberían figurar de la lista (de propiedades a confiscar)», dijo la portavoz de la asociación Justicia para la Agricultura, Jenni Williams. También destila desconfianza el tono combativo del discurso con ocasión del Día Nacional de los Héroes que ha pronunciado ayer el mandatario, en el poder desde hace 22 años.