A la ceremonia por el comandante, muerto en atentado, se espera la asistencia de 20.000 personas
Kabul conmemora el aniversario de la muerte de Ahmed Masud
Afganistán conmemora hoy, bajo estrictas medidas de seguridad a causa de los últimos atentados acontecidos, el aniversario de la muerte del comandan
Karzai, que hoy partió para Estados Unidos, donde asistirá a la Asamblea anual de Naciones Unidas y participará en los actos conmemorativos de los atentados del 11 de septiembre, visitó el sábado la tumba de Masud en el Panshir. Masud, que murió a los 48 años, fue el más importante líder de la resistencia afgana contra el régimen integrista talibán, y su muerte en el antiguo cuartel general de la provincia de Takhar supuso un duro revés para la Alianza del Norte. El «León de Panshir», como era llamado por sus tropas, murió a causa de las heridas que le produjo la explosión de una bomba accionada por dos terroristas que se hicieron pasar por periodistas. La derrota de los talibanes a mediados de noviembre del pasado año, tras un intenso bombardeo de la aviación estadounidense y el acoso de las fuerzas de la Alianza del Norte, convirtió a Masud en una leyenda en Afganistán. Nada mas caer Kabul, la ciudad se llenó de fotografías, dibujos y otros recordatorios que exaltaban la figura de Masud, superviviente a veinte años de guerra y el más exitoso muyahidin de la campaña contra las tropas soviéticas que invadieron Afganistán. Ayer en la capital de Afganistán era rara la calle en la que al menos no lucía el rostro de Ahmed Masud. De la etnia tayika y miembro del partido «Jamiat-i-Islami», fue nombrado ministro de Defensa después de que los muyahidines capturarán Kabul en el año 1992, y como otros comandantes, ordenó bombardear partes de la capital cuando estalló la guerra para tener controlada la urbe. Después de retirarse de Kabul en 1996 ante el avance de los talibanes, las fuerzas de AhmedMasud fueron perdiendo territorio gradualmente hasta que quedaron arrinconadas en el noreste del país. El aniversario de su muerte coincide con una oleada de explosiones y atentados, que acrecientan entre los afganos la aprehensión de que Afganistán podría entrar en una nueva fase de conflicto. La explosión de un coche bomba el pasado jueves en el centro de Kabul causó la muerte a 26 personas y dejó heridas a cerca de 150, y ese mismo día el presidente afgano fue objeto de un atentado frustrado en su ciudad natal de Kandahar, al sureste del país y antigua plaza fuerte de los talibanes. El sábado al menos diez personas resultaron heridas al hacer explosión una bomba en una sala de exhibición de vídeos de la ciudad de Khost, al sureste de la capital. Fuentes oficiales afganas consideran que los restos de las fuerzas del depuesto régimen talibán y de la red terrorista Al Qaida se están coaligando con otros grupos armados de oposición dirigidos por los llamados «señores de la guerra» molestos con su exclusión de los acuerdos para repartir el poder, alcanzados en Kabul. Entre los que carecen de toda simpatía hacia el gobierno que preside Karzai destaca Gulbuddin Hekmatyar, otro comandante guerrillero, que ganó popularidad durante los años de la ocupación soviética. Después de varios años en el exilio en Irán, Hekmatyar, de la etnia pastun, la predominante en las filas de los talibanes, entró de nuevo en Afganistán a principios de este año para reorganizar su antigua guerrilla. Algunas fuentes no descartan que pudiera estar detrás de la organización de alguno de los atentados de esta semana.