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Ritter afirma que el 95% de armamento fue destruido, aunque el país ha mentido en otras ocasiones

El ex jefe de inspectores no cree una amenaza el arsenal que Husein ocultó

El ex jefe de los inspectores de desarme de Naciones Unidas, Scott Ritter, asegura que entre el 90 y el 95% de las armas de destrucción masiva que

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Colpisa - LONDRES.

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Scott Ritter, que tras pasar siete años como responsable de las inspecciones del armamento iraquí dimitió del cargo en 1998 haciendo numerosos reproches a la política exterior estadounidense, acaba de publicar un libro sobre este tema, La guerra en Irak: Lo que el equipo de Bush no quiere que se sepa, en el que considera que la amenaza que supone el dictador iraquí ha sido «sobredimensionada». En la entrevista con el rotativo británico, Ritter afirma que Irak ha destruido entre el 90 y el 95% de sus armas de destrucción masiva, lo que incluye todas las fábricas en las que se elaboraban los productos químicos, las armas nucleares y biológicas, y los misiles de largo alcance, así como todo el equipamiento asociado a esas fábricas y el material que salió de ellas. La cantidad restante «no constituye siquiera un programa de armamento, sino pedazos y fragmentos de un programa que, en su totalidad, no supone mucha cantidad, si bien está en todo caso prohibido». Recuerda además, que Irak debía haber devuelto todo el material a Naciones Unidas, que debía supervisar su destrucción y retirada. Pero en lugar de eso, Bagdad decidió destruir por su cuenta buena parte de ese material, acordando que debía permitir a la comunidad internacional verificar el trabajo realizado. «El problema es que la destrucción se llevó a cabo sin documentación, por lo que la cuestión de la verificación se convirtió en un enredo rápidamente», apunta. En cuanto a los motivos que pudo llevar a Irak a intentar destruir por su cuenta el armamento, el ex jefe de los inspectores de Naciones Unidas aseguraba que en muchos casos «los iraquíes trataban de ocultar la existencia de las armas», a la vez que podía suponer «una forma de almacenar armamento asegurando que había sido destruido». «Es importante no ofrecer el beneficio de la duda a Irak. Irak ha mentido a la comunidad internacional. Ha mentido a los inspectores. Hay mucha gente que cree que Irak intenta retener la capacidad de producir esas armas», agrega el ex jefe de inspectores. A pesar de todo ello, «no hay pruebas de que Irak tenga en su poder ni el material ni las capacidades» para tener armas de destrucción masiva, sino que, al contrario, «hay muchas evidencias que sugieren que Irak no cuenta con el material necesario para ello». Para Ritter, «el hecho de que no podamos verlo no significa que Irak retenga ese material. No podemos dar carta blanca a Irak, de forma que no podemos cerrar el capítulo de sus armas de destrucción masiva», subraya.