Se cierra una aburrida y larga campaña electoral alemana con los sondeos favorables a Schroeder
El canciller Gerhard Schroeder, líder del partido socialdemócrata alemán cerró ayer su campaña electoral flanqueado por un Premio Nobel, Günter Grass, y por uno de los últimos jefes de gobierno socialistas de Europa el sueco Goeran Persson, pero con un nuvo escándalo en el seno de su ejecutivo. También su oponente, el candidato conservador, el bávaro Edmund Stoiber, terminó ayer su campaña en pleno corazón de Berlín este. Ambos se preparan para afrontar el reto de las urnas en las elecciones que se celebrarán mañana domingo. Los sondeos reflejan un «ambiente político» más favorable a los socialdemócratas (SPD) que a los cosnervadores (CDU). Según éstos, el 47% de las personas preguntadas votarían al SPD. En julio, sólo el 18% pensaban lo mismo, y el 37% a finales de agosto, tras las inundaciones provocadas por el desbordamientos de los ríos Elba y Danubio en varias zonas de Alemania. Sin embargo, el ambiente político ha empeorado en el mismo periodo para los conservadores, pasando del 50% en julio al 33% a finales de agosto y al 25% en la actualidad. La larga campaña electoral alemana ha estado repleta de sorpress y sobresaltos. Los sondeos han bailado como nunca. Ayer, en el cierre de la campaña electoral, los partidarios de uno y otro reflejaban el cansancio, aunque quedó claro, sobre todo para el consevador Stoiber, que los ciudadanos alemanes han dehjado dew creer en el mensaje de la catástrofe a pesar de que la imagen de ambos líderes está muy lejos de la reflejada por un Willy Brandt que sembró ilusiones o un Helmunto Kohl que vendió seguridades. Ambos no inspiran demasiadas emociones y el mensaje transmitido ha sido plano. Schroeder precisó ayer ante millones de telespectadores su reto nacional, resumido en que «las decisiones alemanas se toman en Berlín», en referencia a la anunciada intervención militar norteamericana en Irak.