Diario de León

Los dos candidatos a la cancillería alemana tendrían que pactar con partidos minoritarios

Schroeder pone sus esperanzas en el voto de los alemanes del «Este»

Gerhard Schroeder tuvo ayer en Rostock su última oportunidad de ganarse el voto de los ciudadanos del antiguo territorio germano-oriental, los electores má

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Agencias - BERLÍN.
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En Meckemburgo-Antepomerania gobierna desde 1998 -el mismo año de la llegada al poder de Schroeder- una coalición entre el SPD y el pos-comunista Partido del Socialismo Democrático (PDS). El este alemán es, en cambio, un territorio difícil para los conservadores, pero la coalición de la Unión Cristianodemócrata y la Unión Socialcristiana (CDU/CSU) ha desarrollado este año una estrategia de «conquista» que ha dado algunos frutos importantes. El más espectacular de todos ellos es sin duda la victoria electoral en los comicios regionales del vecino «Land» de Sajonia-Anhalt, donde la CDU obtuvo el pasado mayo el 37,3 por ciento de los votos y el SPD fue derrotado con el 20 por ciento. «Una clara señal para Berlín», fue la frase con la que el candidato conservador a la Cancillería, Edmund Stoiber, interpretó el resultado en ese estado federado, que pocos meses más tarde sería castigado por la catástrofe de las inundaciones. Allí, como en Brandeburgo, Sajonia y otros «laender», todos del este, es donde la rápida actuación de Schroeder ante la tragedia le brindó en las encuestas el empujón que ahora le permite tocar con los dedos la reelección. Ayer, en Rostock, Schroeder reiteró la oposición de su gabinete a cualquier participación en una operación bélica contra Irak, en un discurso en el que resumió los principales asuntos de la campaña. Flanqueado por el ex primer ministro de Brandeburgo Manfred Stolpe, y el jefe del Gobierno regional, Harald Ringstorff -ambos pesos pesados de los socialdemócratas en el este-, Schroeder señaló ante unos 2.500 seguidores que «Oriente Medio, incluido Irak, necesita una paz nueva, y no otra guerra». En uno de los «laender» con un mayor índice de desempleo, Schroeder admitió que su Gobierno no ha cumplido su objetivo de reducir el número de parados por debajo de los 3,5 millones -ahora hay algo más de cuatro millones- pero encontró su disculpa en las turbulencias económicas derivadas del 11 de septiembre. «De aquellos que con (Helmut) Kohl tuvieron un millón más de parados de los que responsabilizarse durante dieciséis años, no necesito ningún consejo ni advertencia», recalcó en una de sus críticas a la oposición conservadora y liberal. Ni una palabra, eso sí, sobre el escándalo provocado por su ministra de Justicia, Herta Daeubler-Gmelin, quien supuestamente comparó los métodos del presidente de EEUU, George W. Bush, con los de Adolf Hitler y que ha provocado el enfado de la Casa Blanca.

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