Diario de León

Marruecos celebra las primeras elecciones transparentes desde que logró su independencia

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P. Soto - RABAT.
León

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Marruecos celebra mañana elecciones generales, las primeras desde que el rey Mohamed VI llegó al trono, en julio de 1999. Más de 14 millones de marroquíes están llamados a acudir a las urnas para elegir a los 325 diputados de la Cámara de Representantes (Parlamento). 26 formaciones, 5.665 candidatos, en representación de 1.774 listas y 91 circunscripciones, participan en la batalla electoral. Prácticamente todas las tendencias ideológicas están representada en las legislativas: socialista, nacionalista, neocomunista, izquierda radical, islamista moderada, centro derecha liberal y derecha conservadora. Las elecciones son, para muchos observadores, la primera consulta realmente democrática y transparente desde que consiguió ser independiente de España y de Francia, en 1956, y ha despertado una esperanza de ruptura con el pasado autoritario en las corrientes democráticas de la sociedad. Los aparatos del Estado, empezando por el Ministerio del Interior dirigido por el tecnócrata Driss Jettou, nombrado directamente por el soberano, han puesto esta vez toda la carne en el asador para que los comicios sean limpios, porque de ellos dependen la propia credibilidad del proceso de transición democrática y la estabilidad social. De estas elecciones surgirán, en principio, un nuevo Parlamento y Ejecutivo más acordes con la pluralidad del país y se daría por concluida la etapa del Gobierno de alternancia de siete partidos propuesto en 1998 por Hasan II y dirigido por el socialista Abderrahman Yusufi. Sin embargo, habrá que ver si los ciudadanos acuden masivamente a votar, así como los resultados que consiguen las principales formaciones gubernamentales, los socialistas de la USFP y los nacionalistas del Istiqlal, y los islamistas moderados del Partido de la Justicia y del Desarrollo (PJD). Las incógnitas son muchas, y mientras algunos observadores pronostican la victoria del islamismo político en las urnas, otros establecen un panorama poselectoral sensiblemente parecido al actual, es decir socialistas y nacionalistas gobernando con la ayuda de partidos menores. Durante el reinado de Hasán II las consultas electorales eran sistemáticamente falsificadas por el poder, y aunque en los últimos años ha habido una relativa liberalización política en Marruecos, las prácticas del pasado no han desaparecido del todo, la pobreza y los desequilibrios sociales siguen siendo alarmantes y la corrupción, a pequeña y gran escala, son una verdadera institución. Los aspirantes a diputados son ahora más jóvenes, un 60% tienen formación universitaria y hay más mujeres que en el pasado, 266, un 5% del total de candidatos. Pero el 63% de los electores son analfabetos, apuntan datos oficiales, y más del 74% no confían demasiado en la limpieza de los próximos comicios, según una encuesta realizada recientemente en Casablanca por la ONG «Maroc-2020».

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