Diario de León

Blair sale reforzado del congreso anual de los laboristas

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Macarena Vidal - LONDRES.
León

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Con un llamamiento a la ONU para que tome medidas enérgicas contra Irak y otro a su partido para que lo apoye en la reforma audaz de los servicios públicos, el primer ministro británico, Tony Blair, logró salir airoso del congreso anual laborista. La intervención del jefe del Gobierno británico en Blackpool (noroeste de Inglaterra) prometía ser «caliente» después del revés sufrido el lunes, cuando el 40 por ciento de los delegados votó en contra de hacer la guerra a Irak y la mayoría se opuso a sufragar la reforma de los servicios públicos con medios privados. Sin embargo, 54 minutos después de saltar al estrado, el primer ministro, sudoroso y de la mano de su esposa, Cherie, recibía una ovación de dos minutos y medio. A partir de una broma sobre el triunfo europeo en la Ryder Cup de golf -«¡el presidente George Bush y yo en bandos opuestos!»-, Blair abordó una amplia gama de asuntos, desde la crisis iraquí hasta la reforma de la justicia, pasando por el euro. De Oriente Medio, a Europa: nuevamente ante la ovación de los delegados, el primer ministro prometió que si la evaluación económica prometida por su Gobierno resulta positiva, «nos meteremos» en la moneda única. En un mensaje pro euro como hacía tiempo que no se le escuchaba, Blair aseguró que la moneda única es «parte del destino» del país. Y en el terreno nacional, el primer ministro británico instó a una reforma más profunda y más rápida dentro del partido y en el país. Pese al rechazo de los delegados al proyecto «Iniciativa para la Financiación Privada» (PFI) de la reforma de los servicios públicos, el jefe del Gobierno insistió -hasta el punto de hacer recordar, a algunos de los asistentes, el estilo de su ya lejana predecesora «tory» Margaret Thatcher- en que no está dispuesto a echarse atrás.

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