Los sindicatos de la energía, trabajadores de Air Frances y otras empresas protestan por las privatizaciones
Miles de manifestantes en París en defensa de los servicios públicos
Decenas de miles de personas se manifestaron ayer en París en defensa de los servicios públicos y, en particular, del estatuto y el régi
No había cifras de participación, pero los organizadores esperaban entre 60.000 y 80.000 personas. El ambiente era festivo. Muchos asalariados de EDF lucían sus gorras y monos azules. Llegaron de todo el país en trenes y autocares fletados para la movilización, convocada inicialmente por los sindicatos de la energía y a la que se han unido asalariados de Air France y de otras empresas públicas, igualmente preocupados por los planes de privatización del Gobierno conservador de Jean-Pierre Raffarin. La manifestación en París -las hubo en otras ciudades- era el acto principal de la jornada nacional de acción, marcada también por una huelga de 24 horas convocada por siete sindicatos de Air France contra la privatización de la aerolínea, y un paro en EDF y GDF con un seguimiento del 70-80 por ciento, según fuentes sindicales. Con esta jornada de «test» para el Ejecutivo, que lleva cinco meses en el poder, «vamos a tratar de entender si es la ideología o razones fundadas» las que lo llevan a defender el proyecto de privatización parcial de EDF y GDF, dijo el secretario general del sindicato Fuerza Obrera, Marc Blondel, crítico del plan. Para su colega de la filocomunista CGT, Bernard Thibault, la movilización traduce un «movimiento profundo y unánime» basado en «los temores pero también los desacuerdos con lo que parece dibujarse en la política del Gobierno sobre el futuro de los sectores, los servicios y ciertas empresas públicas». El Gobierno haría bien en analizar «correctamente lo que pasa hoy (...) No puede hacer como si su orientación económica y social hubiera sido aprobada. Sería olvidar las condiciones específicas en las que se desarrollaron las elecciones», dijo. Era una alusión a la reelección del presidente, el neogaullista Jacques Chirac, con el apoyo de la izquierda, que se movilizó en la calle para «bloquear» el paso al ultraderechista Jean-Marie Le Pen en la segunda vuelta de las Presidenciales en mayo pasado.