El probo funcionario

Si Hans Blix hubiera entrevisto hace unos años qué resonancia mundial alcanzaría su nombre no habría podido creerlo: sueco, físico de formación, alto ejecutivo primero pasado después a los organismos internacionales, su carrera obtuvo su consagración como director - prestigioso y prestigiado - de la Agencia Internacional de Energía Atómica, agencia de la ONU con sede en Viena. Dejó la AIEA y fue fichado en su día por Kofi Annan como jefe del equipo de inspectores del desarme iraquí tras el paso, más tempestuoso y discutido, del australiano Richard Buttler, enérgico y competente en asuntos de armamento, pero que no supo o no quiso impedir la presencia entre sus subordinados de agentes de la CIA (oficial y reconocido en su momento) e, indirectamente, (pero no reconocido ni oficial) de informadores del Mossad servicio de inteligencia israelí. Blix, el probo funcionario que se remite a Annan y al Consejo de Seguridad, informó ayer a puerta cerrada del acuerdo-marco al que llegó con una delegación iraquí sobre cómo reanudar pronto y en condiciones satisfactorias la inspección sobre el terreno. Cuando alcanzó el arreglo el martes informó telefónicamente a Annan y sólo a renglón seguido compareció ante la prensa, acompañado del vigente director de la AIEA, el egipcio Mohamed al-Baredei. La sesión, técnicamente capital, políticamente descafeinada por la actitud desdeñosa de los Estados Unidos, fue a puerta cerrada y, por tanto, lo que se dice que allí se dijo es fruto de las filtraciones de algunas fuentes, siempre interesadas. Pero es seguro que, sustancialmente, Blix habrá dicho, con detalles técnicos precisos, lo que dijo en Viena: tenemos un acuerdo satisfactorio y suficiente con las resoluciones disponibles en la mano y la excepción de los recintos presidenciales. Fue Annan en persona y en Bagdad quien negoció con Saddam el asunto de tales recintos. Ayer el secretario general dijo que tras disponer del informe Blix toca al Consejo decidir si los inspectores deben volver ya o cuando hacerlo... Pero se abre camino la tesis de que la exigencia norteamericana de una nueva resolución es de tal calibre que bloqueará el envío el tiempo preciso. Blix, que no se hace ilusiones, sabe que los políticos ganarán la partida a quienes, como él, son sólo probos funcionarios...