El fantasma del nacionalismo preside las elecciones en Bosnia siete años después de la guerra

Siete años después del fin de la guerra, con Slobodan Milosevic en la cárcel y con dos de los principales protagonistas de las masacres cometidas en la región fugitivos de la justicia internacional, la población de la atormentada república de Bosnia-Herzegovina acudió ayer a las urnas en una jornada marcada por el fantasma del nacionalismo y con la certeza de que los comicios pueden ser la última oportunidad para enterrar el recuerdo de la guerra y abrazar un futuro multiétnico dentro de Europa. Por primera vez desde los acuerdos de paz de Dayton, los electores tienen la posibilidad de elegir en los comicios más cruciales de su breve historia independiente, a un gobierno para los próximos cuatro años, en lugar de dos como había sido la costumbre. Como una prueba de la madurez cívica alcanzada, los comicios han sido organizados por las autoridades locales y no por la comunidad internacional como sucedió en los últimos siete años. A pesar de la historia reciente de la república, los más importantes partidos políticos siguen estando profundamente divididos en dos campos irreconciliables: aquellos que desean dividir al país a lo largo de una línea étnica y aquellos que creen que llegó la hora para olvidar las divisiones étnicas y luchar por una sociedad multiétnica. Pero los dos campos desean acercar a Bosnia a Europa. Los nacionalistas croatas y serbios desean dividir Bosnia a lo largo de sus fronteras étnicas, mientras que los nacionalistas musulmanes no ahorran esfuerzos para promover los intereses musulmanes en el país.