Continúa la psicosis en Washington DC mientras el francotirador se cobra una nueva víctima
El miedo que no cesa
Los colegios tienen las persianas bajadas y padres y alumnos se esconden tras los setos antes de entrar en las aulas para evitar ser un nuevo blanco del f
Las autoridades estadounidenses no disponían ayer de pruebas concluyentes, pero todo indicaba que el asesinato de un hombre en una gasolinera en Virginia está también vinculado al francotirador que mantiene en vilo a Washington y sus alrededores. El hombre, del que la policía no dio más detalles, fue asesinado mientras repostaba su coche. Desde el pasado día 2, seis personas han muerto y dos han resultado heridas por balas disparadas por un certero y misterioso francotirador con un fusil militar o rifle de largo alcance en Virginia y Maryland, estados que compartesx calles y territorio con el área metropolitana de Washington DC. La actividad de este asesino en serie han motivado medidas de seguridad excepcionales en las escuelas en los últimos días y las autoridades han aumentado a 307.000 dólares la recompensa por información que conduzca al arresto y procesamiento del presunto francotirador. Persianas bajadas En las aulas de la escuela primaria alemana cerca de Washington las persianas están bajas. «Ahora vamos a oscurecer el aula, ya saben por qué», dice la maestra. Desde que el temible francotirador de Washington colocó en la mira a un escolar a principios de la semana, todas las precauciones son pocas. «Estamos en una zona muy verde, lo que se convierte en una protección increíble para el francotirador», señala el director. La escuela se encuentra cerca de un bosque. Actualmente hay un vigilante frente a ella y la policía patrulla regularmente la zona. Mientras, frente a la escuela francesa, en el barrio Chevy Chase, algunos padres y alumnos se esconden tras un arbusto poco antes de que se abran las puertas del centro. «No hay que dejar abierta ninguna posibilidad de agresión», dice un padre, apretando a su hija de seis años contra sí. Frente a la escuela hay un gran parque. Desde una distancia similar, el francotirador alcanzó el lunes a un niño de 13 años que se dirigía a la escuela. «Hoy no pueden salir al patio. El aire está malo», le dice la celadora a los niños de nueve años. Desde entonces, los niños juegan a las escondidas en los pasillos. Además, los maestros deben identificarse ates de entrar en el edificio. Nadie puede salir. Los patios estáN vacíos. Cuando terminan las clases, los alumnos son escoltados hasta los autobuses escolares. Los que son buscados por sus padres espean dentro. Ningún niño regresa solo a casa.