Kamala Harris: «Estoy aquí gracias a las mujeres que vinieron antes»
Kamala Harris completó ayer otro hito más en su carrera política al convertirse en la primera vicepresidenta de Estados Unidos. La exsenadora negra juró el cargo en un Capitolio donde imperaron las restricciones sanitarias por la pandemia y las medidas de seguridad. Harris recitó el texto protocolario ante la primera jueza hispana del Tribunal Supremo, Sonia Sotomayor. En su intervención, la política demócrata tuvo gestos simbólicos hacia las minorías étnicas. Usó dos biblias: una de una vecina negra que fue como su segunda madre y otra que perteneció al primer afroamericano del Tribunal Supremo, Thurgood Marshall.
Harris lució prendas de los diseñadores negros Christopher John Rogers y Sergio Hudson, y vistió de púrpura-morado, un guiño al movimiento feminista y un homenaje a Shirley Chisholm, la primera afroamericana en aspirar a la presidencia. Harris fue escoltada a la toma de posesión por Eugene Goodman, el policía del Capitolio que encarnó la resistencia frente a los asaltantes del Congreso el 6 de enero.
«Estoy aquí gracias a las mujeres que vinieron antes», dijo Kamala Harris, que juró su cargo con una gran sonrisa y un inconfundible gesto de orgullo y felicidad.
La ceremonia contó con la presencia de su marido, Douglas Emhoff, un abogado judío especializado en casos relacionados con los medios de comuncación, el deporte. El primer ‘segundo caballero’ del país estará en excedencia para apoyar a su esposa en su nuevo puesto. Ya se apartó de su profesión en agosto, cuando Kamala Harris fue elegida candidata a la vicepresidencia. Emhoff, divorciado, tiene dos hijos veinteañeros de su primer matrimonio, que llaman cariñosamente Momala a su madrastra.
La niña que se empapó del Black Power en Oakland, que se lanzó a las calles para manifestarse tras la muerte del varón negro George Floyd a manos de un policía en mayo, que luchó contra los Estados republicanos que intentaron dejar sin seguro médico a veinte millones de estadounidenses en medio de la pandemia hizo ayer historia. Y abrió el camino, aún más, para otras mujeres.
«Una intrépida luchadora», la define Joe Biden. Una mujer imparable que, a sus 56 años, podría aspirar a convertirse dentro de cuatro años en la primera presidenta de los Estados Unidos.