Mazazo terrorista en el paraíso

Sólo la compañía hotelera ''Melíá'' tiene seis grandes hoteles en la isla más oriental de Indonesia, al este de Java y próxima a la costa Australiana, país que del que procede la gran mayoría de su turismo. Nueva Zelanda, Estados Unidos y la Unión Europea aportan el resto de sus turistas. Indonesia recibe cada año en torno a cinco millones de turistas, aunque las visitas se retrajeron tras el 11-S. Kuta Beach, el lugar donde se produjo la brutal explosión, es el centro neurálgico del turismo y la ciudad que congrega más establecimientos hosteleros y de ocio. Es el corazón de una isla con excepcionales infraestructuras turísticas y que ofrece paisajes de ensueño, playas de arena blanca y finísma, volcanes y campos de arroz en impresionantes terrazas. La mayoría de los habitantes de Bali profesan creencias hindúes en un país como Indonesia con una amplísima mayoría musulmana entre su más de 200 millones de habitantes. Sus pobladores creaban así un clima de tolerancia que vino a romper esta atentado que quiebra el atractivo y misterioso halo de esta perla turística del Pacífico. No ir allí «Quienes tuvieran planeado viajar como turistas a Bali deben aplazar sus vacaciones». Este era el claro y conciso mensaje repetido el domingo por el embajador español en Indonesia, Dámaso de Lario, desde la sede diplomática española en Yakarta. De Lario confirmaba como veinticuatro horas después de la brutal explosión en una discoteca de Kuta Beach que causó al menos 187 muertos y más de 300 heridos, no había a última hora de ayer y por fortuna noticias de que hubiera españoles entre las víctimas. De Lario, que coordinaba su labor con las demás embajadas europeas en la zona tras el atentado, además de desaconsejar el viaje turístico a esta paradisiaca isla del Pacífico que vistan cada año miles de españoles, rogaba prudencia para quienes se dirijan a Indonesia en viaje profesional. «Los turistas deben posponer su vacaciones y esperar a ver como evoluciona la situación. Cuando sea fluida haremos las oportunas recomendaciones», decía el embajador. «Quienes tengan que viajar por razones de negocio o trabajo, que lo hagan, pero que extremen las precauciones. Que lleven a cabo su negocio, pero que se mantengan en los hoteles y no salgan a lugares de diversión o muy concurridos. Que mantengan la calma», eran las recomendaciones del diplomático para los pocos españoles que realizan negocios en esta latitudes. «No hay una situación de guerra, es complicada, acaso algo caótica, de modo que se habrá que mantener la calma para salir de Bali cuando se pueda. La situación del aeropuerto es de sobrecarga y una situación de nervios», era el mensaje lanzado desde la embajada para los turistas españoles en la isla.