Tormenta política por la dimisión del único diplomático español en Irak

España vivió ayer una auténtica tormenta política provocada por la dimisión del encargado de negocios de su embajada en Bagdad, Fernando Valderrama, quien en un hecho sin precedentes en la historia reciente del país afirmó que dejaba el cargo por discrepar con la posición de su gobierno frente a Irak. Mientras que Valderrama, de 51 años, alegó que la decisión se debía a que consideraba demasiado pro-estadounidense la política del Ejecutivo en el conflicto con Irak, la ministra de Asuntos Exteriores, Ana Palacio, atribuyó la retirada a que el diplomático tenía miedo y no resistía más la tensión de su cargo. La polémica subió de tono a medida que transcurrían las horas y se sucedían las declaraciones de una y otra parte en distintos medios, al punto de que Valderrama, visiblemente molesto, acusó a la ministra de emplear técnicas soviéticas para desacreditarle, lo que tachó de villanía y bajeza y sostuvo que su dimisión fue un acto de objeción de conciencia, también ante las recientes declaraciones del presidente del gobierno, José María Aznar, quien había apoyado una intervención militar de EE.UU. en Irak incluso si Washington actuaba de forma unilateral. «No tengo estómago para aceptar la política de ataques preventivos defendida por Aznar y el presidente norteamericano George W. Bush lo que es una vuelta atrás en el Derecho Internacional», dijo. Además, amenazó con revelar «otros datos» que conoce por el desempeño del que fue su cargo si la ministra insiste en negar su versión. Las palabras del diplomático en Bagdad cayeron como un jarro de agua fría en el Palacio de Viana, sede del ministerio de Exteriores. Palacio reprochó al funcionario su «verborrea» e insistió en que su decisión se debe a motivos personales por «no haber resistido la presión y el estrés» de su situación en Irak. Le acusó de «enmascarar con una discrepancia» los verdaderos motivos de su dimisión y afirmó que, de haber conocido el Ministerio esas diferencias, hubiera sido cesado «de inmediato». Además, recordó a los diplomáticos que su deber es estar «al servicio del Estado independientemente de cuáles sean sus planteamientos ideológicos». A través de un comunicado, el Ministerio de Exteriores indicó que ha decidido abrir un proceso disciplinario por las declaraciones del diplomático. Ayer mismo Valderrama fue sustituido por Eduardo de Quesada Fernández de la Puente, hasta ahora subdirector de Asuntos Jurídicos Consulares.