Los terroristas chechenos amenazan con empezar a fusilar a los rehenes

Los secuestradores chechenes que asaltaron un teatro moscovita el miércoles amenazaron ayer , viernes, con comenzar a matar a los rehenes si el Kremlin no cumple su demanda de poner fin a la guerra de Chechenia. En medio de un palpable aire de pesimismo y 48 horas después de iniciarse la crisis, el presidente ruso Vladímir Putin reconoció que la situación «es muy grave», aunque aseguró que la «única tarea es ayudar a la gente a conservar su vida». En un extraño intento de evitar que nadie piense que el Kremlin no está haciendo todo lo posible por evitar una masacre pero tratando al mismo tiempo de continuar dando una imagen de firmeza, Putin dijo hoy que «el poder está abierto a cualquier contacto» y, añadió, «todas mis anteriores propuestas están en pie», refiriéndose tal vez a que los separatistas que depongan las armas serán perdonados. Pero pese al ultimátum terrorista y a las acusaciones en cadena del Kremlin contra el presidente checheno deslegitimado por Moscú, Aslán Masjádov, como presunto organizador del secuestro, las negociaciones para liberar a los rehenes continuaron a ritmo frenético. Otros datos de la crisis fueron más favorables, como la liberación de siete adultos y ocho niños por la mañana y el acuerdo alcanzado con los rebeldes para llevar alimentos y agua a los rehenes. También hubo varios síntomas más de la gravedad de la situación al anochecer del tercer día de la crisis, como el fracaso por segundo día consecutivo en la liberación de los 75 rehenes extranjeros, pese a estar acordada. Entre los secuestrados, no obstante, sigue habiendo adolescentes de 13 y 14 años, a quienes los terroristas consideran adultos por que con esa edad los chechenos empuñan ya las armas. Las condiciones sanitarias dentro del teatro se agravaron y aparecieron las primeras persecuciones de civiles chechenes. Anna Andrianova, una rehén que se comunicó con la prensa local, dijo que «la situación cada vez es más tensa y hay un presentimiento creciente de que va a pasar algo malo». Docenas de policías de otros países, entre ellos Estados Unidos, Francia, Alemania, Gran Bretaña y España, comenzaron a llegar a Moscú para ayudar.