Moscú pide la entrega del emisario checheno y revela datos del gas

Rusia cursó la solicitud de arresto de Zakáyev irritada por la negativa de Copenhague de proscribir un Congreso sobre Chechenia, convocado por chechenos exiliados y activistas humanitarios, celebrado tras el desenlace del drama de la toma de rehenes en Moscú. Zakáyev fue detenido ayer en Copenhague a instancias de Moscú, aunque el Gobierno danés pidió «pruebas más determinantes» en su contra y cuestionó su posible extradición por la existencia formal en Rusia de la pena de muerte, que no se aplica desde 1996. La detención se produce después de que el marte, las autoridades de Moscú presentaran al Gobierno danés una lista con los nombres de presuntos terroristas que habían acudido al congreso. Sin embargo, la lista no es suficiente para que Zakáyev acabe en Rusia. Dinamarca ha anunciado que entregará al líder checheno si Rusia ofrece pruebas más contundentes de su implicación en actos terroristas. El Kremlin acusó al presidente checheno deslegitimado por Rusia, Aslán Masjádov, de organizar la toma de centenares de rehenes por un grupo rebelde en Moscú, atentado que atribuyó a una «internacional terrorista» de la que, afirmó, Chechenia es uno de los eslabones. Aunque Zakáyev y Masjádov negaron todo vínculo con el atentado, Moscú exigió la extradición del político checheno, antiguo titular de Cultura, jefe rebelde en la primera guerra de 1994-96, ex viceprimer ministro y actual ministro de Información y representante oficial. Contra Zakáyev hay una orden de busca y captura desde septiembre de 2001, pero dos meses más tarde participó en unas conversaciones políticas en Moscú sobre la guerra de Chechenia con un representante del Kremlin, sin que fuera entonces detenido. Mientras, en medio de la polémica en Rusia por el elevado número de víctimas en la operación de rescate, se informó de que el gas utilizado en el asalto se cobró la vida de otros dos rehenes, elevando el total a 119 personas. El Gobierno salió al paso de las distintas versiones con el anuncio de que el gas usado estaba «basado en derivados de Fentanyl», anestésico cientos de veces más potente que la morfina. El ministro de Sanidad, Yuri Shevchenko, negó también el empleo de cualquier sustancia prohibida por la Convención internacional de Prohibición de Armas Químicas. Pero el ministro no reveló la composición exacta del compuesto ni tampoco sus otros componentes, como exigen EEUU y Alemania. También «Halothan» Por su parte, el equipo de médicos alemanes que trató a los dos rehenes germanos del asalto al teatro han hallado residuos del gas narcótico «Halothan» en la sangre y orina de una de las víctimas. Según informó ayer el toxicólogo Ludwig von Meyer de la clínica de Munich en la que fueron tratados los dos alemanes, no se puede descartar que las fuerzas especiales rusas utilizaran una segunda sustancia desconocida. Siguen los entierros Mientras tanto, bajo el plomizo cielo de Moscú siguen los entierros de las víctimas con grandes muestras de dolor amigos, que a modo de críticas al Kremlin se oyen voces cada vez más altas de que esto no van a perdonárselo al poder. Ayer recbieron sepultura los cuerpos de 34 de los rehenes muertos. Las dos víctimas más jóvenes, Kristina Kurbatova y Arseni Kurilenko, ambos de 13 años, eran parte del elenco de «Noreste», la obra que se representaba.