Diario de León

Vaticano - Oriente Medio

La interminable partida de ajedrez

El papa Francisco se pronuncia contra la injerencia internacional en Oriente Medio durante la jornada de oración y reflexión con los líderes cristianos del Líbano

El papa Francisco durante la jornada de oración y reflexión por el Líbano. EFE/EPA/GUGLIELMO MANGIAPANE / POOL

El papa Francisco durante la jornada de oración y reflexión por el Líbano. EFE/EPA/GUGLIELMO MANGIAPANE / POOL

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Alejandro Matrán
León

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El papa Francisco, que ya se recupera de la cirugía de colon a la que fue sometido, ha mantenido, en los últimos años, una relación estrecha con los países de Oriente Medio. El pasado 1 de julio expresó su preocupación por la región y denunció los abusos constantes de potencias regionales y globales que sufren países como el Líbano.

Las declaraciones se produjeron durante la reunión mantenida entre los líderes de las diferentes comunidades cristianas libanesas, que se propuso como una jornada de oración dedicada al país mediterráneo, el cual sufre una crisis socio-económica que parece interminable.

«Necesitamos cualquier oración que se nos ofrezca. ¡Estamos cansados!», dijo Fidèle Hage, una emprendedora de Beirut. «Si nos miras ahora, puedes ver una depresión común. Cada uno de nosotros ha sufrido la pérdida de un ser querido ahora que la emigración ha llegado al nivel más alto de la historia», añadió.

«El hambre y los suicidios aumentan. Todos tenemos problemas para llevar comida a la mesa y ahora solo un milagro puede salvar el Líbano», decía Charbel Hobeika, un hombre maronita desempleado desde hace dos años.

La analista y periodista franco-libanesa Christiane Waked asegura que el Papa es ahora «la única voz que los cristianos libaneses tienen en este momento para defenderlos». «La crisis libanesa es una acumulación de corrupción de políticos codiciosos que comenzó después de la guerra civil», continuó.

Aunque el papa Francisco hizo alusión a la «ingerencia abusiva» de otros países, durante la reunión, fue el líder maronita Béchara Raï quien cargó directamente contra Hezbollah, el partido libanés chií que cuenta con el apoyo de Irán.

«Hezbollah solo mira por sus propios intereses y los de Irán, que infiltra los recursos libaneses en Siria, mientras que el Líbano sufre escasez de casi todo, especialmente de medicamentos y gasolina, lo que conlleva continuos apagones eléctricos», aseguraba Waked.

Un manifestante muestra una pancarta con la cara del líder de Hezbollah, Hasan Nasrallah, en las protestas de mayo en Al Odaisseh, al sur del Líbano, junto a la frontera con Israel. EFE/NABIL MOUNZER

El Líbano no es el único tablero de juego

Aparte del Líbano, el papa ha mostrado su preocupación por otros países de la región. El pasado mes de marzo, realizó un viaje de tres días a Irak para visitar a los líderes cristianos del país, convirtiéndose en el primer Papa de la historia en hacerlo.

En los últimos meses, Irak, país de mayoría chií que cuenta también con una fuerte presencia iraní, ha sido también escenario de numerosas protestas. Las últimas, tuvieron lugar la semana pasada en Bagdad debido al apagón general que sufrió el país cuando las temperaturas rozaban los 50 grados.

Los juegos geopolíticos de Rusia, EE UU, Irán y otras potencias han causado un acentuado desequilibrio social y económico en la región. La devaluación de las monedas locales impide a sus ciudadanos adquirir productos de primera necesidad y los recursos parecen estar agotándose.

En este aspecto, según el Banco Mundial, la crisis económica libanesa podría situarse entre las tres peores desde mediados del siglo XIX, con una devaluación de la moneda nacional de más del 90%. Esto hace que los precios de los productos suban cada día, impidiendo su importación y obligando a los libaneses a esperar largas colas bajo el sol de verano para hacerse con las escasas existencias.

«Basta de utilizar Oriente Medio para intereses y beneficios extranjeros», dijo el papa Francisco, un mensaje que representa la esperanza y, al mismo tiempo, la desesperación de los miles de personas de todas las confesiones que viven en esa tierra.

Según una fuente del Vaticano, en condición de anonimato, las declaraciones del papa durante la jornada de oración no forman parte de ningún plan de acción sino que se trata únicamente de una llamada a los actores políticos para que tomen medidas con respecto a esta cuestión. Sin embargo, en el caso del Líbano, añade, «pueden ayudar a reafirmar la identidad del país del cedro como un modelo de libertad, democracia y coexistencia de cristianos y musulmanes, respetando el pluralismo».

Para otros, «la iniciativa del papa es bienvenida pero no suficiente para salvar el Líbano del estancamiento», dijo Yeghia Tashjian, analista armenio ortodoxo libanés.

Tampoco parece suficiente para los iraquíes. «Llevamos teniendo problemas desde 2003. El Gobierno no quiere la injerencia extranjera, la población tampoco, generalmente. Pero desgraciadamente a veces tenemos presencia de tropas extranjeras como las de los EE UU o Turquía, algunos partidos políticos trabajan con otros países como Irán o los del Golfo, y frecuentemente tenemos divisiones internas en Irak», anotó Sajad Jiyad, analista de seguridad iraquí y miembro de The Century Foundation.

Jiyad asegura que ningún país está dispuesto a ser el primero en retroceder y, por lo tanto, la injerencia solamente crecerá en el futuro. «No creo que las declaraciones del papa vayan a cambiar el funcionamiento de la política en Oriente Medio», añadió.

«El papa debería presionar a los actores globales para dar un paso con respecto al Líbano y salvar lo que queda de sus instituciones. Creo que el Vaticano tiene bastante influencia sobre ciertos países de la UE como para impulsar este plan», concluyó Tashjian, un plan que no parece materializarse.

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