EE UU aborta con un dron otro intento de atentado a 48 horas de irse de Kabul
Los talibanes serán los encargados de dar seguridad al último avión estadounidense que despegará mañana del aeropuerto
Cuando apenas quedaban 48 horas para la retirada final de Afganistán, el brazo afgano del grupo yihadista Estado Islámico (EI) se empeñó en que sean 48 horas muy largas. El día en el que Estados Unidos realizó el último vuelo de evacuación de civiles y Reino Unido llevó de vuelta a casa a todos sus soldados, los yihadistas lanzaron un cohete contra un edificio próximo al aeropuerto e intentaron un nuevo ataque suicida que fue abortado por un dron estadounidense.
Todas las miradas siguen fijas en ese aeropuerto internacional a la espera de la simbólica salida del ultimo vuelo y serán los talibanes quienes tengan que proteger a quienes han sido sus enemigos durante dos décadas. Quedan unos 4.000 soldados estadounidenses en Kabul.
Tras el atentado del jueves, en el que fallecieron más de 200 personas, entre ellas 13 marines, los servicios de Inteligencia mantenían la alerta de amenaza terrorista en todo lo alto y acertaron. A media tarde un cohete impactó cerca del aeropuerto y la respuesta de Estados Unidos no tardó en llegar y lo hizo de nuevo por medio de un avión no tripulado. Un misil destruyó un vehículo que, según fuentes estadounidenses citadas por la cadena CBS, conducía un suicida que se dirigía al aeropuerto para hacer explotar su carga. Los talibanes confirmaron la operación contra el suicida llevada a cabo por Estados Unidos en las calles de la capital.
Tras la retirada de las tropas está en el aire el programa de ataques con aviones no tripulados, una de las estrategias a las que recurre Washington una y otra vez y que le permite no tener que desplegar tropas sobre el terreno. Las autoridades del Emirato, que han sufrido los drones durante 20 años, ya mostraron su malestar el viernes tras el lanzamiento de un misil contra una base del EI en Nangarhar por considerarlo una violación de la soberanía nacional. Talibanes y EI libran un pulso que puede convertirse en un problema grave para la imagen de seguridad que el Emirato trata de dar a afganos y comunidad internacional.
Tras la salida del último vuelo con civiles, EE UU sabe que en esta caótica evacuación ha dejado en tierra a miles y miles de colaboradores, pero también a 300 ciudadanos estadounidenses, según el secretario de Estado, Antony Blinken, quien dijo que «trabajamos para sacarlos cuanto antes».
Es una incógnita saber el futuro del aeropuerto, pero Turquía podía estar cerca de aceptar la propuesta talibán de hacerse cargo técnico del aeropuerto. Quienes se han quedado a vivir empiezan a sufrir los rigores de una economía de post conflicto.