Flores, minuto de silencio, recuerdos y ceremonia de luz
La fecha de la masacre no es festiva en Estados Unidos, pero se realizan varios actos
El 11 de septiembre en Nueva York es un día para recordar a las víctimas del ataque terrorista de 2001. No es festivo en EE UU, pero es un día profundamente emotivo y triste, porque se recuerda que cuatro aviones fueron secuestrados, dos de ellos estrellados contra las Torres Gemelas de Nueva York, otro en el Pentágono y otro en un campo de Pensilvania con un balance de 3.000 víctimas. Se supone que este último avión tenía que volar hasta Washington D.C pero los pasajeros consiguieron reducir a los secuestradores.
En EE UU las banderas ondean a media asta en honor a las víctimas. El presidente anuncia un minuto de silencio a las 8.46 de la mañana, la hora en la que el primer avión se estrelló contra la Torre Norte del World Trade Center. Además habrá varias ceremonias en las iglesias de los lugares cercanos a la zona de los atentados. El Museo del 11-S está cerrado al público ese día, ya que también se celebran ceremonias en él. Las familias llevan flores a los monumentos conmemorativos, como el Monumento a las Víctimas, que está abierto al público desde las 15.00 horas de la tarde hasta medianoche para poder ver el «Tribute in Light» una instalación de 88 reflectores situada en el sitio del World Trade Center que crean dos columnas verticales de luz en recuerdo de los atentados. El One World Observatory tiene un horario de apertura diferente al habitual.
También se dan cita muchos bomberos y policías en el evento de conmemoración. Uno de los puntos de reunión es el O’Hara’s Pub, cerca del World Trade Center. Empieza por la mañana temprano y es un sitio muy especial. El 9/11 Memorial es un lugar muy emotivo, sobre todo por la noche. Mucha gente de la zona enciende velas en recuerdo de las víctimas y la atmósfera es muy sombría.
World Trade Center
En cuanto se pone el sol, 88 reflectores crean dos columnas luminosas en recuerdo de las Torres
Visita al Memorial
La Zona Zero se cubre de banderas y las familias se acercan sobrecogidos al lugar de los atentados
Hace veinte años, el rostro de terror e incertidumbre de una muchedumbre que huía sin rumbo, alejándose del sur de la isla de Manhattan, muchos a través de la Quinta Avenida, muchos descalzos y sin mirar atrás, acompaña a muchos familiares. También la imagen de otros, que detuvieron su carrera y lloraban sin consuelo, desmoronados, impotentes, sentados frente a edificios, a un paso de la estación Grand Central, donde muchos llegaron en un intento baldío por salir de la ciudad.
El 11 de septiembre del 2001, un día soleado en que se celebraban primarias demócratas en Nueva York para elegir a su candidato a la alcaldía, una noticia paralizó la ciudad que apenas comenzaba la rutina de trabajo: un avión se había estrellado contra una de las icónicas Torres Gemelas de 110 pisos, en lo que al principio se creyó que había sido un accidente. Y cuando aún la ciudad no se recuperaba del estupor, sus habitantes vieron horrorizados cómo otro avión chocó contra la torre sur, diecisiete minutos después del primero, en momentos en que miles de personas estaban en sus centros de trabajo en el complejo popular y turístico del World Trade Center, en el Distrito Financiero de la Gran Manzana. Entonces las dudas se despejaron: no se trataba de un accidente. La UE renovó ayer su compromiso de lucha contra el terrorismo veinte años después de la masacre de EE UU.