Laschet se topa con la resistencia de su partido a que forme gobierno
Scholz sondea a verdes y liberales para preparar una coalición que tome los mandos de Alemania
Se encuentra tan acorralado por el desastre conservador en las elecciones legislativas alemanas, sobre todo en el propio partido, que no le queda más que la huida hacia adelante. Consciente de que su futuro político pende de un hilo, el aspirante a la Cancillería Federal de los cristianodemócratas y socialcristianos bávaros (CDU/CSU), Armin Laschet, insistió ayer en asegurar que los conservadores aspiran a liderar el próximo ejecutivo alemán pese a perder las elecciones y registrar el peor resultado en la historia de la República Federal .
«Un Gobierno bajo la dirección de la Unión es lo mejor para el país», dijo Laschet al término de la reunión de la ejecutiva de su formación para analizar lo sucedido en las urnas el domingo. El político conservador tuvo incluso la ocurrencia de afirmar que «el SPD no puede deducir del resultado que cuenta con un mandato de gobierno», pese a que los socialdemócratas son los claros ganadores de los comicios, aunque con una ventaja ajustada de solo 1,6 puntos. Más humilde se mostró el presidente de la CSU y primer ministro de Baviera, Markus Söder, quien puntualizó que los conservadores «no reclaman el derecho de gobernar, sino que harán una oferta de gobierno».
El candidato conservador insistió en que su partido hará una propuesta a verdes y liberales (FDP) para gobernar juntos y afirmó que se convertirá en canciller federal quien consiga el mayor respaldo parlamentario. Laschet reconoció en Berlín haber cometido errores durante la campaña, de los que asume su parte de responsabilidad, mientras Söder habló abiertamente en Múnich de «dolorosa derrota» y de la necesidad de hacer un «sincero análisis» de las causas de la debacle.
La coalición CDU/CSU ha perdido cinco millones de votos y caído a nivel nacional muy por debajo de la cota dolorosa del 30%, aunque los bávaros logaron 45 de los 46 mandatos directos de su región, en la que obtuvieron también el 31,7% de los votos. Algo que subrayó Söder, dejando claro que el fracaso no es suyo sino del hermano mayor conservador.
De la delicada situación de Laschet en su propio partido da testimonio el hecho de que el candidato conservador anunció en esa rueda de prensa que renuncia al liderazgo parlamentario conservador y cedía esa responsabilidad Ralf Brinkhaus, el hombre que ostenta actualmente el cargo. Lo que no dijo es que en la reunión de la ejecutiva de la CDU Brinkhaus le había plantado cara y dicho que no pensaba abandonar el puesto.
Varios participantes en la cita filtraron que Laschet fue duramente criticado y encontró una fuerte resistencia a su iniciativa de intentar arrebatar el gobierno al partido ganador. No cuenta ni mucho menos con el respaldo cerrado de sus correligionarios. Entre los barones conservadores, el primer ministro de Sajonia, Michael Kretschmer, sostuvo que no ve de ninguna manera que Laschet cuente con un mandato para gobernar, que lo sucedido ha sido «un terremoto» y que el fracasado candidato debe reconocer de una vez por todas su derrota y felicitar al ganador, algo que no ha hecho aún.
Ellen Demuth, diputada regional en Renania Palatinado, fue la más clara de todos sus críticos: «Armin Laschet, usted ha perdido, reconózcalo. Evite mayores daños a la CDU y dimita», le espetó en un tuitayer.
Otras voces del partido advirtieron que en una alianza con los dos partidos menores, la Unión corre el peligro de convertirse en «amplificador» del FDP, que bastantes votos conservadores ha saqueado ya en estos comicios.
Pese a todo, el todavía primer ministro de Renania del Norte-Westfalia se aferra a la posibilidad de formar un ejecutivo como a un clavo ardiendo. Fracasar en ese objetivo supondría su funeral político.
Y mientras Laschet seguía inmerso en su universo paralelo, el ganador de las elecciones, el socialdemócrata Olaf Scholz, subrayó con serenidad y soberanía merkelianas tras reunirse con la ejecutiva de su partido que los electores «han expresado claramente quien debe construir el próximo gobierno».
A los conservadores les consejo acomodarse «en la oposición» y en cuanto a las previstas conversaciones con Los Verdes y el Partido Liberal para sondear la formación de un posible Ejecutivo común señaló que ahora priman «el pragmatismo y el arte de conducir», además de comentar que existen suficientes puntos en común como para sacar adelante una coalición.
Frente al velatorio conservador, la rueda de prensa del SPD fue una fiesta. Scholz apareció escoltado por Manuela Schwesig, la reelegida primera ministra de Mecklemburgo-Antepomerania, que cosechó el domingo para los socialdemócratas un abrumador 40% de votos en los comicios regionales, y Franziska Giffey, la nueva gobernadora de Berlín, que se impuso también en las elecciones estatales.