China se paraliza a la espera de que el Partido Comunista nombre al nuevo presidente

El nerviosismo de los ciudadanos y la paralización de toda actividad política marcan el ambiente de China ante la inauguración hoy, viernes, del XVI Congreso del Partido Comunista (PCCh), del que saldrá un nuevo Presidente y un Politburó renovado. La gente corriente se muestra excitada y no oculta su preocupación y entusiasmo por los cambios que se avecinan en los próximos días. La prensa internacional no ha sido informada hasta el último minuto del día en que se clausura el Congreso. En la calle se nota una tensa calma en espera del desenlace del Congreso y se palpa una mayor presencia militar y policial, con muchos agentes vestidos de paisano, en la céntrica plaza pequinesa de Tiananmen, lugar donde se encuentra el Gran Palacio del Pueblo de Pekín, sede del XVI Congreso del PCCh. La suerte ya está echada y no va a haber grandes sorpresas en este Congreso en el que se despedirá a los protagonistas de la política china de finales del siglo XX y se presentará al mundo una nueva generación de líderes que tomará las riendas del poder al menos durante los próximos cinco años. El actual jefe de Estado, Jiang Zemin, ya se ha asegurado de que le suceda su delfín, el vicepresidente Hu Jintao, de 59 años, quien, según la mayoría de los analistas, no es ni demasiado radical ni liberal y tiene el suficiente equilibrio y peso intelectual para navegar con buen pulso en las inquietantes aguas de China.