Asia Central y el Cáucaso, nuevos horizontes estratégicos de la OTAN
La OTAN busca en el Cáucaso y Asia Central nuevos horizontes estratégicos, tras aceptar en sus filas a viejos enemigos de Europa del Este y después de pactar con Rusia una nueva relación de amistad no exenta de recelos. Fue un anónimo diplomático occidental quien en Praga denominó a Asia Central y el Cáucaso como la «nueva frontera» de una OTAN lista para extender su influencia en la ex soviética Comunidad de Estados Independientes (CEI). Georgia y Azerbaiyán manifestaron ya el deseo de entrar OTAN, ante el recelo de Moscú, que, aunque aceptó tropas occidentales en Asia Central para la campaña afgana, no ve bien tales iniciativas en el Cáucaso. Inestable, con una guerra inacabable (Chechenia) y varios conflictos latentes (Nagorno Karabaj, Abjasia y Osetia del Sur), el Cáucaso es también puente de paso para las riquezas del Caspio, la tercera reserva mundial de crudo. La OTAN busca su presencia en la región, si no militar al menos política, estando pendiente el tendido del «oleoducto de la década», entre Bakú y la terminal mediterránea turca de Ceyhán. Moscú rechaza el Bakú-Tiflis-Ceyhán, pues supondrá la definitiva alineación con Occidente de Georgia y Azerbaiyán, y aislaría a Armenia, principal aliada rusa en la zona. Azerbaiyán será la fuente del millón de barriles diarios de crudo que desde 2004 fluirán del Caspio hacia Occidente y Georgia la espita que permitirá abrir o cerrar ese flujo hacia Turquía, de ahí su importancia estratégica para la OTAN. En Asia Central, sin hacer caso de las violaciones de derechos humanos, el interés se centra en Uzbekistán, cuyas bases de Janabad y Kokaida albergan a varios miles de soldados estadounidenses que participan en la campaña afgana. la república de Tayikistán sigue bajo directa influencia de Rusia, que mantiene allí más de 20.000 soldados, pero también abrió sus aeródromos a aviones de EEUU y Francia implicados en Afganistán. Kazajistán guarda excelentes relaciones con Bruselas y Washington, pero procura dar prioridad a su amistad interesada con Rusia, su principal socio económico y paso obligado para la salida del petróleo kazajo a los mercados internacionales. Turkmenistán ostenta un estatus de neutralidad, que sobre todo le protege de Moscú pero que sirvió antaño de secreto mediador entre la Casa Blanca y el régimen talibán, y que en el futuro puede facilitar los contactos con Irán, buen amigo y aliado de Ashjabad.