El informe de Bagdad llega a la sede de la ONU ante el escepticismo de Washington

La declaración presentada por Irak como prueba de su desarme fue llevada ayer a la sede de la ONU en Nueva York, mientras que Washington, que duda de la sinceridad de Bagdad, todavía quiere impedir que el presidente iraquí Sadam Husein «acumule armas de destrucción masiva». El avión de la ONU que transporta la declaración de Irak, de casi 12.000 páginas, que fueron llevadas a la sede de la ONU en Nueva York y de la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA) en Viena. En la declaración, exigida por el Consejo de Seguridad de la ONU, Irak mantiene su postura asegurando que ya no tiene armas nucleares, químicas ni biológicas. Sin embargo, Washington anunció la continuidad de su campaña internacional para poner fin a la «acumulación de armas de destrucción masiva» por parte de Irak y dice tener pruebas sólidas de la existencia de programas de armas de destrucción masiva. Unos 60.000 soldados, oficiales de Marina y pilotos, junto con 200 aviones, se encuentran en la región del Golfo lo que permitiría que una orden de ataque del presidente Bush, destinada a derrocara Sadamsea ejecutada en pocos días.