HUGO CHÁVEZ FRÍAS PRESIDENTE DE VENEZUELA
«Si me matan puede haber una guerra civil»
Tranquilo y preocupado por la tragedia del «Prestige», Hugo Chávez se muestra decidido a mantenerse en el poder donde le puso el pueblo y conceder prebendas «a los de siempre», a los poderosos de Venezue
-Se le ve tranquilo, señor Chávez. - Es que lo estoy. Yo tengo un amigo que nada doce horas seguidas, en una piscina. Él nada horas y horas y yo le digo ¿pero usted de dónde saca tanta fuerza? En cambio, uno nada un ratito y está agarrándose a la orilla de la piscina ¿no? Él asimiló el agua y disfruta el agua. Yo creo que me sentiría muy mal descansando en este patio seis horas. Ahí sí me estresaría. Pero, en la dinámica que llevo, esta es mi medicina, pues. -Tampoco le dejan descansar mucho. Vamos, que cada seis meses tiene usted follón. -¿Cada seis meses? ¡Cada mes! (risas). -Dicen que es porque usted quiere imponer el castro-comunismo en Venezuela. -¿Yo? Mira, tengo un amigo que es marxista, tanto que cuando éramos muchachos e íbamos a fiestas, él decía: «yo no bailo con ninguna mujer hasta que no se defina ideológicamente». Y yo le respondía que yo no, que yo no me fijaba en eso para bailar con una mujer (carcajadas). -¿De qué se arrepiente y de qué se enorgullece cuando echa la vista atrás? -Pudiera ser temprano aún. -Puede, pero ya han pasado muchas cosas ¿no cree? -Yo pensé que iba a morir el día 12. La orden era matarme. Yo estaba listo para morir, me conseguí un obispo, acérrimo enemigo de mi gobierno, el monseñor Baltasar Porras. Yo conversé con él y me preguntó ¿cómo se siente, Chávez? Yo le contesté que me sentía muy bien espiritualmente por haberme mantenido fiel a la esperanza de mi pueblo y no haberme dejado doblegar por los poderosos de siempre que aquí en Venezuela durante muchos años manejaron a su antojo el poder. De eso yo me puedo enorgullecer. Cuando yo llegué aquí, me rodeó el poder. Y me alababan. Pero era buscando prebendas, exigiendo y presionando para que yo les permitiera seguir haciendo uso y abuso de groseros privilegios y manejando dinero del Estado. Pero no. ¿Arrepentirme? Sí, como haber confiado en exceso en algunas personas, haberles delegado funciones clave y se aprovecharon durante uno o dos años para dejar minados algunos órganos del Estado, como el Tribunal Supremo o el Consejo Nacional Electoral. -¿No siente que la oposición pide su cabeza más por lo que dice que por lo que hace? -Sí. Creo que ese discurso mío, a veces incendiario, ayudó a potenciar una fuerza opositora y por eso es que no aliento ese discurso ahora. -¿Habrá guerra civil? -Yo creo que no habrá guerra civil. Creo que si en Venezuela hubiese probabilidades serias de una guerra civil, ya estaríamos en ella. Porque aquí han pasado cosas sumamente graves, como el golpe de Estado, sectores militares comprometidos con los golpistas y otros comprometidos con la Constitución, apoyando al pueblo. Es decir, que estuvieron presentes elementos fundamentales que conforman un cuadro básico de guerra civil y, sin embargo, no se desató. Creo que eso nos permite, con mucho optimismo, pensar que ahora son bajas las probabilidades de que en Venezuela se desate una guerra civil. En cambio, yo sí creo que hay un factor que pudiera generar una guerra civil y se trata de mí mismo. Si a mí me matan, puede haber una guerra civil. Como se trata de mí mismo, me cuido mucho. -Se habla de salida electoral. -Sí. Lo ideal es que esto se solucione en agosto del 2003 con el referéndum revocatorio, que es lo que está previsto en la Constitución. -Serán todos contra usted. ¿No lo teme? -No. En el referéndum revocatorio, como es algo tan serio, y para que tenga validez debe obtener mayor cantidad de votos de los que obtuvo el candidato cuando ganó las elecciones. -Entonces lo tiene difícil la oposición. -(Se sonríe). Es difícil que ellos logren obtener casi cuatro millones de votos para sacarme de aquí. -Nadie duda de su legitimidad institucional pero ¿no sería mejor convocar elecciones anticipadas y acabar con la crisis? -Ya, pero es que eso no está previsto en la Constitución. -Bueno, a grandes males, grandes remedios ¿no? -Ahora, esta Constitución puede ser reformada, pero plantear en Venezuela elecciones ya es lo que plantearon los golpistas en abril. Sólo a través de un golpe de Estado pudiera hacerse eso ya. Si vamos a reformar o enmendar la Constitución para adelantar elecciones, eso tiene una serie de pasos, largos. Por eso es imposible elecciones ya a no ser con un golpe de Estado. -Entonces, ¿qué pinta la mesa de negociación de la OEA? -Hombre, ahí hay tres grandes asuntos en los que nosotros creemos firmemente y ojalá la oposición también lo haga. Son los temas electoral, del desarme de la población civil y, por último, la constitución de una comisión de la verdad que averigüe lo que pasó el 11 de abril. Ahí hay un gran esfuerzo, hasta propusimos que esos debates sean transmitidos en vivo al país, y los medios no han querido, y la oposición tampoco ha querido. -¿Y no teme que la crisis empeore y pierda el apoyo del Ejército? -En abril, hubo un golpe de Estado y la respuesta de los militares, de la gran mayoría, fue constitucional y ahí están hoy con la misma actitud la gran mayoría de los militares. ¿Qué hay preocupación? Claro, por lo que ha pasado en Altamira, pero no conforma un cuadro de alta preocupación en torno a la lealtad de la Fuerza Armada a la Constitución. -¿Cómo valora el comunicado de Washington a favor de las elecciones anticipadas? -Cuando ellos emiten un comunicado diciendo que la única salida viable para Venezuela son las elecciones anticipadas, eso refleja que continúa habiendo en EE. UU un cierto grado de confusión. -Esa incomprensión ¿también existe con España? -Después de abril yo conversé con Aznar en La Moncloa. Con España hemos venido dialogando, tenemos buenos mecanismos de cooperación en lo económico, hay buenas inversiones económicas. Sin embargo, yo asumo de buena fe que hubo confusión en Madrid y que actuaron de manera precipitada, pero eso no ha afectado a las relaciones. Yo con Aznar tengo bastante confianza.