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EE.UU. evita enfrentamientos y está dispuesto a hablar durante meses para terminar con la escalada nuclear

Powell rechaza hablar de crisis y asegura que no atacará a Corea

El secretario de Estado norteamericano, Colin Powell, intentó ayer suavizar las tensiones surgidas con Corea del Norte sobre el programa n

Colin Powell durante la rueda de prensa que ofreció ayer para hablar de las relaciones con Corea

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Colpisa - WASHINGTON.

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«No queremos crear un potencial conflicto en la península coreana», agregó el jefe de la diplomacia estadounidense, para quien lo sucedido es «un problema grave», pero «no creemos que actualmente haya una atmósfera de crisis». Estados Unidos no tiene planes para un ataque preventivo contra Corea del Norte y está dispuesto a negociar durante meses para que ese país detenga su programa nuclear. La administración del presidente George W. Bush, que se prepara para una eventual campaña militar en Irak -país que afirma que no posee armas nucleares, químicas o biológicas- ha elegido una política de «contención a medida» hacia Corea del Norte, que proclama su decisión de seguir adelante con su programa nuclear. Estados Unidos, dijo Powell en el programa «Meet the Press» de la cadena de televisión NBC, «tiene una amplia gama de capacidades políticas, económicas, diplomáticas y también militares» para lidiar con Pyongyang. «Pero no tratamos de crear una atmósfera de crisis amenazando a Corea del Norte», agregó. «Esto no es una crisis aunque es motivo de gran preocupación». «Mantenemos abiertas todas nuestras opciones y enfocamos este asunto de manera pausada y deliberada», dijo Powell. «Observamos cuidadosamente lo que ocurre y tenemos meses por delante para ver cómo se desarrolla esta situación». En enero pasado, el presidente Bush anunció al mundo la existencia de un «eje del mal» que, según él, incluía a Corea del Norte, Irán e Irak. Fuentes de la administración han dicho que el presidente Bush y sus asesores han diseñado una «política de contención a la medida» para Corea del Norte que busca el respaldo de los aliados de Washington en la región, Japón y Corea del Sur, y de China y Rusia. Estados Unidos buscará una discusión del caso norcoreano en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas en las primeras dos semanas de enero, y promoverá un mecanismo de sanciones económicas que presionen a Corea del Norte.