Se dispara el temor en la UE a un corte del gas ruso con Alemania
El precio del gas apunta a récord mientras España dispara las compras a Rusia en junio
El corte de gas previsto desde ayer mismo en el gasoducto que une Rusia con Alemania (el Nord Stream I) ha tensado aún más el mercado energético europeo. Y ello que todos los agentes sabían que este cierre programado iba a llegar, al menos hasta el próximo día 21 por labores de mantenimiento. Pero el mero hecho de que Vladimir Putin decida no reabrir el grifo en menos de dos semanas ha disparado el precio del gas natural hasta niveles que no se veían desde el pasado mes de marzo. En principio, el 21 de julio es la fecha estimada para la reapertura de la actividad en esta infraestructura clave. Pero no está claro si el gobierno de Vladimir Putin apuntale la clausura en pleno verano. Por ello, el gas cotiza a estas horas en el entorno de los 175 euros/MWh en el mercado internacional.
Se trata del precio más alto del gas desde el máximo registrado a principios de marzo, cuando todos los mercados se tensionaron de forma importante en los primeros días de la invasión rusa de Ucrania. En aquel momento, el 8 de marzo, alcanzó los 200 euros/MWh. Desde entonces, su cotización ha ido descendiendo hasta mediados de junio. Aunque en el último mes ha vuelto a repuntar y ha doblado su precio al pasar de los 80 euros/MWh a los más de 170 euros de estos días de julio.
Mientras tanto, Europa asume que el corte del gas está mucho más cerca de lo que pensaban hasta ahora los socios comunitarios, al mirar más al invierno. El cierre programado de Nord Stream I debería ser una formalidad técnica. Pero en el contexto de la guerra en Ucrania y el pulso entre Rusia y los occidentales sobre la energía, nadie puede predecir lo que vendrá. De hecho, la compañía rusa Gazprom redujo este lunes sus envíos de gas a Italia y Austria, en un tercio y 70% respectivamente. Los dos países son abastecidos en parte por el gasoducto TAG, que pasa por Ucrania, pero también por Nord Stream.
Alemania será el país más afectado por cualquier acción rusa en términos energético. «Estamos enfrentados a una situación sin precedentes, todo es posible», reconocía este fin de semana el ministro de Economía germano, Robert Habeck. Y lo describía gráficamente: «Es posible que el gas vuelva a fluir, incluso en mayor cantidad que antes. Es posible que no llegue nada más y debemos prepararnos para lo peor, como siempre», añadió.
El tira y afloja de Rusia con Alemania ya viene de lejos. De hecho, Moscú había recortado en las últimas semanas en un 60% las entregas de gas a través de Nord Stream, una decisión denunciada como «política» por Berlín, siempre pendiente del gas que necesita su gran industria para funcionar, y sin cuya actividad el país caería en recesión arrastrando a toda Europa.
En medio de este contexto de tensión, las importaciones de gas procedente de Rusia a España se han incrementado de forma considerable en junio hasta representar una cuarta parte del gas natural licuado (el que llega vía metaneros), según Enagás. Hasta antes del inicio de la guerra, el porcentaje de esta materia prima recibida de Rusia apenas llegaba al 8%. Si se comparan las cifras del primer semestre del año con las del mismo periodo del año pasado, España ha incrementado un 3,2% sus importaciones de gas desde ese país. Y ello a pesar del contexto de sanciones y la intención de cortar el «cordón umbilical» con Putin. Al mismo tiempo, la importación de gas procedente desde Argelia ha caído un 41% en la primera parte del año en comparación con el mismo periodo de 2021. La pérdida de peso de las compras al país africano también se nota en los datos acumulados, dado que en el primer semestre de 2021 supusieron un 47,7% del total de las importaciones de este combustible, mientras que en los seis primeros meses de 2022 ceste luneson hasta el 24,7%.
Por otro lado, EE UU se consolida como el principal proveedor de gas para España, dado que el 29,6% de las importaciones en junio, y el 34,4% de las compras en el primer semestre procedieron del país norteamericano.
Con estos datos, todas las miradas se dirigen al Ministerio de Ecológica, cuya titular, Teresa Ribera, ha tenido que llamar a los comercializadores a «buscar cauces alternativos» y reducir sus importaciones a España de gas natural procedente de Rusia.
Ribera considera «recomendable» ir recortando la dependencia del gas ruso, a pesar de que ello «no está incluido en los paquetes de sanciones adoptados por la Unión Europea» contra el país tras su invasión a Ucrania. Y ha pedido a las compañías buscar «reducir al máximo el origen del gas ruso y «diversificar» los contratos que pudieran tener de suministro con este país.