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Putin manda al Báltico el torpedo Poseidón

El arma, que va a bordo de un submarino nuclear, puede desencadenar un tsunami radiactivo Rusia pierde terreno en Donetsk, las tropas ucranianas amenazan el estratégico nudo de transportes de Kreminna y se acercan a Lugansk

Civiles cruzan el río en bote bajo el puente dañado en Staryi Saltiv, la ciudad recién liberada en Jarkov. ATEF SAFADI

Publicado por
León

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Rusia prepara, según la Otan, una prueba con el descomunal torpedo Poseidón (24 metros de longitud), portador de una ojiva nuclear y conocido como el «arma del juicio final» o del apocalipsis. Va a bordo del submarino Belgorod y, al parecer su detonación atómica, sería capaz de provocar un tsunami radiactivo de gran intensidad.

Occidente vive el síndrome de la guerra nuclear mientras crece el enfado con Putin en Rusia, que ayer perdió terreno también en Donetsk.

Tras liberar la estratégica ciudad de Limán el pasado sábado, las fuerzas ucranianas siguen avanzando hacia el este dentro de la región de Donetsk. Ayer recuperaron la localidad de Torske, situada muy cerca ya de la frontera con la vecina región de Lugansk. Así lo anunció el portavoz del Grupo del Este del Ejército de Kiev, Serhiy Cherevati, ante las cámaras de televisión. La presencia de soldados ucranianos en Torske fue confirmada también por el jefe de la Administración leal de Lugansk, Serhiy Gaidai.

Torske, a unos doce kilómetros al este de Limán, se encuentra a lo largo de la línea de avance de las tropas ucranianas, a veintidós kilómetros de Kreminna, importante nudo de transportes en la región de Lugansk, desde donde podrían avanzar hacia el sureste para recuperar Lisichansk y Severodonetsk. Según Cherevati, las unidades ucranianas están siendo atacadas con fuego de artillería para evitar su progresión, ya que las tropas rusas y los separatistas de Lugansk intentan construir en Kreminna defensas que les permitan afianzarse y repeler la ofensiva.

El portavoz castrense se refirió también a los soldados del Kremlin que quedaron rodeados en Limán, señalando que «algunos fueron liquidados, otros cayeron prisioneros y una parte consiguieron escapar en columnas de vehículos o pequeños grupos». Pero Cherevati advirtió que «estas unidades rusas que se han retirado de Limán tratan de esconderse en el bosque, en una área densamente minada».

El Ejército ucraniano reportó ayer también la toma de las aldeas de Miroliubovka, entre las ciudades de Mykolaiv y Jersón, y, más al noreste Gavrilovka, cerca de Zolotaya Balka, que fue recuperada durante el pasado fin de semana.

PRIMEROs RESERVISTAS rusos

EN EL CAMPO DE BATALLA

Mientras tanto, el Ministerio de Defensa de Moscú informaba de la llegada a Lugansk de los primeros reservistas rusos, movilizados tras el decreto del presidente, Vladímir Putin, del 21 de septiembre, para incorporarse al frente. El control de las cuatro regiones recién anexionadas —Donetsk, Lugansk, Jersón y Zaporiyia— es precisamente la principal misión en el momento actual para la que han sido movilizados los reservistas.

La Duma Estatal (Cámara Baja del Parlamento ruso) aprobó también ayer por unanimidad, sin ningún voto en contra y sin abstenciones, los tratados de anexión de estos cuatro territorios después de que el pasado viernes Putin los firmara en el Kremlin con los respectivos líderes separatistas. La ratificación pasará hoy al Consejo de la Federación (Cámara Alta) para después adquirir categoría de ley, una vez los firme el presidente ruso. Junto con Crimea, península que Rusia se anexionó en 2014, suponen el 20% de la superficie de Ucrania. Sin embargo, como se está viendo en los casos de Jersón, Donetsk y también Zaporiyia, el Ejército del Kremlin no controla todavía totalmente estas regiones.

El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, aclaró que el área anexionada de Donetsk y Lugansk es la que se corresponde con los límites administrativos de 2014. Sin embargo, no supo responder con claridad a los periodistas cómo va a ser en los casos de Jersón y Zaporiyia. Dijo que «continuaremos consultando con la población de estas regiones para determinar sus fronteras». Luego Peskov fue interrogado sobre si las zonas de Jersón y Zaporiyia bajo control del Ejército ucraniano son o no parte de Rusia, a lo que respondió diciendo que «no tengo nada más que añadir ahora». Tampoco pudo contestar a la pregunta sobre cómo transcurrirán esas consultas con la población.

Lo que sí explicó ayer Peskov es que «fue la orientación de Ucrania hacia la Otan y la confirmación de su futura integración en el bloque lo que se convirtió en una de las razones de la Operación Militar Especial», nombre que utilizan las autoridades rusas para denominar las invasión lanzada el pasado 24 de febrero. Según el portavoz presidencial, Moscú «está siguiendo con mucha atención» la situación en relación con la futura relación de Kiev con la Alianza Atlántica después de que el presidente, Volodímir Zelenski, solicitará el viernes el ingreso como respuesta a las anexiones.