Putin dice que está preparado para el diálogo y culpa a Kiev y los aliados
Decenas de misiles golpean la inédita celebración conjunta de católicos y ortodoxos
En un claro contraste con la ofensiva llevada a cabo por sus tropas en las últimas horas en Ucrania, el presidente ruso, Vladímir Putin, aseguró ser partidario de la paz y volvió a trasladar a las autoridades de Kiev su disposición a dialogar. Así lo hizo saber a través de una entrevista de la que se divulgó un extracto en la televisión estatal. El jefe del Kremlin volvió a denunciar la posición del Gobierno de Volodímir Zelenski y de sus aliados occidentales que, según él, «rechazan las negociaciones». Él, en cambio, dijo estar «dispuesto a negociar con todos los participantes en este proceso para hallar soluciones aceptables».
Putin volvió a justificar la invasión a Ucrania. «Nuestro objetivo es unir al pueblo ruso», dijo el mandatario, que suele referirse al concepto de «Rusia histórica» para argumentar que ucranianos y rusos son un solo pueblo al que sus «adversarios geopolíticos» buscan «dividir».
El mensaje del jefe del Kremlin fue rápidamente respondido por Kiev. El principal asesor de la Presidencia de Ucrania, Mijailo Podoliak, negó que Putin esté interesado en ninguna negociación, como muestra que siga «matando ciudadanos» y que tan solo están intentando «eludir sus responsabilidades». «Putin necesita volver a la realidad. Nos veremos en los tribunales», avisó.
«Les voy a recordar a aquellos que proponen tomar en cuenta las iniciativas de ‘paz’ de Putin que ahora mismo Rusia está ‘negociando’, matando a los habitantes de Jersón, acabando con Bajmut, destruyendo las redes de Kiev y Odesa, torturando a civiles en Melitópol... Rusia quiere matar con impunidad», escribió en Twitter el principal asesor de Zelenski. «¡Matando mujeres, niños y ancianos en Nochebuena! Eso es lo que es la ‘paz’ rusa», denunció.
Zelenski rechaza negociar con Moscú «mientras Putin sea presidente». Además exige recuperar las cuatro regiones ucranianas anexionadas a finales de septiembre por Moscú —Donetsk, Lugansk, Zaporiyia, Jersón—, así como la península de Crimea.
Mientras millones de familias se dejaban llevar por la magia de la Navidad en buena parte del mundo rodeados de luces, alegría y reunidos en torno a una nutrida mesa, Ucrania celebró la fecha en penumbra y desasosiego. Inmersos en una cruenta guerra iniciada hace diez meses por Rusia, que ni siquiera perdonó la festividad para dar una tregua. Todo lo contrario. La insólita celebración en la que por primera vez la mayoritaria Iglesia ortodoxa accedió a conmemorar con los católicos el nacimiento de Jesús el 25 de diciembre, aparte de su tradicional 7 de enero, se vio asolada por una lluvia de bombas.
Desde las horas previas a la Nochebuena, el Kremlin mostró su lado más sanguinario. Lo hizo en Jersón, donde 74 misiles y cohetes rusos arrancaron de cuajo las pocas ilusiones de sus residentes al matar a diez personas y herir a otras 55. El ataque, calificado como un «acto de terror» por el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, destruyó instalaciones de infraestructura crítica, edificios privados, un hospital y una escuela. Todo un zarpazo en el corazón de una ciudad que Kiev recuperó en noviembre, en medio de una exitosa contraofensiva tras ocho meses de ocupación.
Los bombardeos en Jersón fueron sólo el anticipo de la oleada de ataques que Moscú lanzó a lo largo de la noche y de la madrugada en regiones como Sumy, Járkov y Zaporiyia y Mikolaiv. El ruido atronador de las bombas en plena Navidad se sumó a los sangrientos choques que las tropas rusas y ucranianas libran estos días en el Este y las incursiones de los drones bomba iraníes que han arrasado la infraestructura energética del país para dejarlo a oscuras y sin calefacción en pleno azote del invierno.
Ha sido precisamente la crudeza de estos diez meses de guerra que han roto familias y dejado miles de muertos y otros tantos desaparecidos la que empujó a la Iglesia ortodoxa a permitir a sus fieles conmemorar el 25 diciembre para acercarse a la tradición de sus compatriotas católicos y de la mayoría de los países occidentales, que siguen el calendario gregoriano. Sin embargo, la celebración será adicional; ya que no sustituirá el 7 de enero, fecha en la que cerca del 80% de la población ucraniana volverá a celebrar la Navidad.
A pesar de que estas han sido las fiestas más duras en décadas en Ucrania, Zelenski envió un mensaje de esperanza a su castigada población.