Diario de León

La crisis del globo-espía se complica: China amenaza a Estados Unidos con responder

El derribo de la sonda por el Pentágono desata duras críticas de Pekín y sitúa las relaciones al borde de la ruptura

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China reaccionó con un «fuerte descontento» al derribo de su globo-sonda por parte de Estados Unidos. El Gobierno de Xi Jinping denunció que la Casa Blanca ha hecho caso omiso a sus requerimientos de manejar la crisis «con calma» y optó por el «uso de la fuerza» en lo que califica como «una grave violación de las prácticas internacionales».

El incidente causado por el aerostato que EE UU considera al servicio del espionaje chino se ha convertido en una auténtica crisis entre las dos superpotencias y amenaza con dinamitar el leve entendimiento que los presidentes de los dos países lograron crear en su reunión del pasado noviembre en Bali.

Los duros reproches cruzados en las últimas horas anticipan la llegada de tiempos difíciles en la relación bilateral en un momento extraordinariamente complejo. Ambos gobiernos tienen sobre la mesa asuntos graves pendientes de solucionar y que el secretario de Estado Antony Blinken se proponía tratar con Xi Jinping en su frustrada visita a Pekín, que hubiera comenzado ayer de no haberse cruzado el globo sobre los cielos de Montana, Kentucky, Tennessee y Carolina del Sur. En la agenda estaba previsto abordar la crisis de Taiwán, el respeto a los derechos humanos en el gigante asiático y las oportunidades de colaboración económicas y tecnológicas, además del papel de China respecto a Rusia en la guerra de Ucrania.

Los primeros análisis dan por rota toda posibilidad actual de mejorar la distensión entre las dos grandes economías mundiales. Apuntan incluso a que la relación retrocederá a medida que transcurren las horas hasta situarse en los niveles más bajos en décadas. Todo depende de cómo se comporten ahora los canales diplomáticos, pero también de las reacciones internas que se produzcan en China.

Del mismo modo que el bloque republicano estadounidense ha emplazado estos días a Joe Biden a actuar con firmeza ante el incidente del globo y su derribo inmediato, es probable que Xi se vea sometido a las presiones del Partido Comunista Chino del que es secretario general para responder a la «campaña de difamación» orquestada desde EE UU, según declaraciones del Ministerio de Exteriores en Pekín.

La cancillería china protestó ayer por la mañana por la destrucción de su aeronave con un mensaje diáfano: «China expresa su fuerte descontento y protesta contra el uso de la fuerza por parte de Estados Unidos para atacar una aeronave civil no tripulada». El ministro de Exteriores advirtió además que su país se reserva «el derecho de dar más respuestas de ser necesario».

A tenor de sus declaraciones, cabe deducir que Pekín no esperaba una acción como la efectuada por la Casa Blanca, ordenando el derribo con un misil del globo cuando se hallaba ya sobre el Atlántico. China ha defendido desde el inicio de la crisis que su aerostato era de «uso civil», una sonda meteorológica, y ayer desveló que «solicitó claramente a Estados Unidos que manejara apropiadamente la situación de manera calma, profesional y moderada». A la vista del resultado final, el ministro señaló que «China salvaguardará resueltamente los derechos e intereses legítimos de las empresas afectadas y se reserva el derecho a adoptar las medidas necesarias».

El aparente globo-espía chino terminó el sábado su vuelo. Un caza estadounidense lo derribó con un misil mientras se alejaba de las costas de Carolina del Sur hacia el interior del océano Atlántico. Los restos se hundieron en el agua sin que causaran daños en su caída, el motivo por el que la Casa Blanca decidió no abatirlo desde que entró el pasado miércoles por Canadá y fue visto sobre el Estado de Montana. Ese mismo día, el presidente Joe Biden dio orden de destruirlo, pero cuando ya no existieran riesgos para la población.

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